La actividad marisquera de las tres cofradías de la ría ha quedado paralizada al menos hasta la próxima semana debido a los positivos COVID detectados en la Lonja de Campelo, en Poio.
En principio, todos los profesionales participarán en un cribado voluntario que ya se ha comenzado y que las propias mariscadoras promovieron tras ponerse en contacto con la Consellería de Pesca. Los test se llevarán a cabo durante toda esta semana. Se convocará gradualmente a 191 profesionales de la Cofradía de Lourizán, 305 de la de San Telmo y 84 de la de Raxó.
Solo en el caso de que sea posible, regresarán al marisqueo a mediados de la semana que viene, cuando volverá a haber jornada de extracción. El pasado lunes, pese a la marea favorable, se tuvo que anular debido a que no había personal en la Lonja de Campelo, donde se detectó un foco de COVID, para recibir el producto.
“Era una decisión muy arriesgada ir a mariscar, porque ocurre como cuando hay toxina, que después tienes que devolverlo todo al mar”, explica Carmen Vázquez Nores, presidenta de la Cofradía de Lourizán.
“Hay que recordar que nosotros cuando trabajamos estamos separados, pero después nos tenemos que juntar más en el punto de control”, añade.
Vázquez Nores agradece la rápida actuación de la Consellería y considera que “deberían confinar a Campelo”.
Precisamente, el presidente de la Lonja de Campelo, Iago Tomé, uno de los positivos, reconoce que al menos han logrado salvar la campaña navideña. Además, incide en que precisamente en los próximos días el mal tiempo impedirá la salida también de los barcos al mar.
Los siete trabajadores de la lonja también están siendo sometidos a pruebas del COVID. En caso de dar positivo, podrían operar en la lonja los de reserva de las embarcaciones.
