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La demanda en el Banco de Alimentos creció un 40% en el último trimestre “y sigue aumentando”

La organización alerta de que la pandemia amplía sensiblemente el colectivo afectado por la pobreza extrema | Este 2020 el reparto se incrementó de media cerca de un 30% | “Tememos que vienen meses muy difíciles”

Los almacenes del Banco de Alimentos se encuentran en una situación estable tras el pico del inicio de la Navidad. Rafa Vázquez

El impacto del coronavirus está siendo “tremendo” entre los sectores más vulnerables, lamenta José Luis Doval, delegado en Pontevedra del Banco de Alimentos, una de las organizaciones que alerta de que la pandemia ha ampliado sensiblemente el colectivo afectado por la pobreza extrema. “Solo en el último trimestre”, explica, “la demanda de suministros se ha incrementado un 40% en el entorno de Pontevedra”.

En estos momentos los almacenes del Banco de Alimentos de Pontevedra se encuentran en una situación estable. “Afortunadamente no están mal”, explica el delegado de la organización en la ciudad del Lérez, que en las últimas semanas ha vivido uno de sus mayores picos anuales de trabajo. “Ha sido muy intenso”, señala a este respecto, “hay que pensar que solo en Nochebuena repartimos cerca de 240 menús”. También colaboraron con el comedor social de San Francisco, que a su vez reparte sus propias comidas de Navidad.

“La demanda de suministros se ha incrementado un 40% en el entorno de Pontevedra”

José Luis Doval - Delegado en Pontevedra del Banco de Alimentos

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Con todo, “dentro de lo malo, la Navidad ha ido bien, pero tenemos que vienen meses muy difíciles”, señala el delegado, al frente de un equipo de entre 12 y 14 integrantes en los momentos de máxima demanda, como suelen ser todos los principios de mes. A mayores, en Navidades el Banco de Alimentos, que suministra a las ONG, atiende “las demandas puntuales” de cada organización.

Los destinatarios finales son más de 28.000 personas en toda la provincia, según los datos que traslada a FARO el Banco de Alimentos. Sus portavoces insisten en que “en este 2020 hemos repartido más de 2 millones de kilos en los municipios de Pontevedra. Es una cifra enorme, que da idea de la gente que está pasando necesidad en estos momentos”.

La pobreza es un problema estructural. El pasado verano la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (integrada por más de 8.000 ONG, entre ellas organizaciones activas en Pontevedra como Cruz Roja o Cáritas) estimaba que entre la crisis de 2008 y 2018 (y teniendo en cuenta la renta del año anterior) unas 800.000 personas habían pasado a la situación de extrema vulnerabilidad, que cifra en un 9,2% de la población.

“En este 2020 hemos repartido más de 2 millones de kilos en los municipios de Pontevedra"

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En el caso de Pontevedra, antes de la crisis sanitaria el Banco de Alimentos ya ayudaba a 6.000 familias de la comarca, 2.000 solo en el municipio de la capital del Lérez. A su vez suponía 1.000 hogares más en riesgo de pobreza que hace tres años.

El panorama no ha dejado de empeorar y la pandemia “ha agravado todo el escenario”, según los servicios sociales de los concellos y las organizaciones que atienden directamente a estos vecinos. En el caso del Banco de Alimentos, la escalada de la demanda “arrancó con el confinamiento y sigue creciendo”, explica José Luis Doval.

Solo desde los almacenes de la Boa Vila se distribuyen cada año al menos 240 toneladas de víveres. Esta suma de pedidos se ha extendido en ocasiones hasta los 300, explica el delegado local, cifras que “este año han sido mucho más, no sabemos todavía los datos exactos de este 2020 pero hablamos sin duda de casi un 30% de incremento medio del reparto”.

Un voluntario coloca lotes de víveres en las estanterías. Rafa Vázquez

Por lo demás, desde el arranque del confinamiento las ONG han incrementado sus pedidos vinculados a la alimentación de las primeras edades, ligado en este caso a la suspensión de los comedores escolares. Lácteos, cacao y en general consumibles para el desayuno, pero también legumbres, refrescos o alimentación en conserva figuran entre los productos más demandados, ya que los precocinados posibilitan un ahorro en energía al no requerir elaboración de los ingredientes.

Un mapa de paro o trabajos precarios, escasez energética, infravivienda...

Unas 40 entidades homologadas son abastecidas desde los almacenes centrales del Banco de Alimentos de Pontevedra, en la calle Faustino Santalices. Los receptores constituyen un amplio abanico de población, hasta 28.000 vecinos si el cómputo se extiende a toda la provincia, que dibujan un mapa de desempleo o trabajos precarios, pobreza energética y despidos en la economía sumergida con el arranque de la pandemia. Son los escenarios más frecuentes a los que apuntan las ONG.

La leche es uno de los alimentos más demandados. Rafa Vázquez

En el caso del Banco de Alimentos, los víveres donados por particulares, empresas, organizaciones y administraciones se destinan “sobre todo a familias, casi todas con uno o dos hijos”, indican los voluntarios. Y es que tener niños constituye desde hace años un factor de riesgo, en estos hogares el porcentaje de pobreza extrema casi se eleva 4 puntos con respecto a aquellos que no tienen menores a su cargo.

El paro es el principal factor de pobreza, pero a un 30% de las personas en pobreza extrema el trabajar no los libra de ella. Se trata de empleos “muy precarios”, detalla José Luis Doval, “que todavía se han precarizado más a raíz de la pandemia y que apenas les permiten pagar unos mínimos gastos ligados a la supervivencia, de modo que la alimentación se la tenemos que suministrar nosotros”.

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