Cada año más de 138.000 mascotas son abandonadas en España. Perros y gatos se llevan la peor parte, pero también crece el de roedores, loros, tortugas o serpientes, según datos de la Fundación Affinity, una de las organizaciones que recuerda que más del 20% nunca saldrá de la protectora, bien porque mueren o porque nunca son adoptados.
La pandemia ha multiplicado el problema. La Real Sociedad Canina de España (RSCE) constata que número de abandonos de mascotas ha aumentado a lo largo del periodo final del confinamiento, hasta el punto de que se registra un incremento del 25 % respecto a las mismas fechas del pasado año, un efecto que también se percibe en Pontevedra.
“Todavía resulta difícil dar porcentajes, pero sí que el incremento es preocupante”, reconoce Gloria Cubas, al frente de Os Palleiros, en cuya protectora se constata el repunte de los abandonos de perros a partir de la desescalada, “sobre todo muchos viejos y enfermos”, lamenta una de las profesionales.
Durante los próximos dos meses convivirá este repunte de los abandonos con el ligado a la temporada de caza. “Sobre todo, lo notaremos al final de la temporada, en enero”, señala Gloria Cubas, con los descartes que aparecen por el monte “pero también ahora, en plena época de batidas, solo en este mes han entrado cinco podencos, uno de ellos con el cuello rajado para arrancarle el microchip”.
Las protectoras han sufrido el impacto de la pandemia desde diferentes perspectivas, con la caída de las donaciones, del voluntariado y también de las entregas de alimentos. Se produjo un primer efecto inicial durante el confinamiento en el que se incrementaron los hogares de acogida temporal. Tan significativo que llegó hasta el 50%, en el caso de algunas asociaciones, y que, según la Fundación Affinity “podría deberse a la empatía y las ganas de ayudar a los animales, y en el caso de los perros, también podría intervenir la búsqueda de un motivo justificado por el cual poder salir a pasear”.
Con la desescalada, también se produjo en Pontevedra “un incremento de los abandonos”, explican desde Os Palleiros, en escenarios diversos, “hay gente que señala a la crisis económica y las dificultades para mantener a los perros, y otros sencillamente sin explicaciones los abandonan en el monte o a la puerta de la protectora”.
En adelante, las mascotas suelen pasar una media de 8 meses hasta que tienen una nueva oportunidad, de modo que los caniles están habitualmente llenos con más de un centenar de animales. La buena noticia es que en este escenario general en el que se mantienen o disminuyen las adopciones, en Pontevedra sí crecen las acogidas de perros adultos.
“Habitualmente son los cachorros los que cuentan con mayor demanda, los que tienen más posibilidades de encontrar una casa”, recuerda Gloria Cubas, “pero ahora se está produciendo un repunte de las adopciones de adultos; hubo un mes incluso en el que hubo más adopciones que entradas, fue una lotería, no es lo habitual, pero refleja el cambio”.
La crisis sanitaria obligó a Os Palleiros a paralizar el programa de adopciones. “Se cerraron y las fuimos abriendo a medido que se producía la desescalada”, señala la presidenta de la asociación, que funciona actualmente “solo con cita previa y realizando paseos individuales, no en grupo”.
Estos paseos se celebran exclusivamente los martes y los jueves, tras la cancelación de los “paseos palleiros” de los sábados. “Viene muchísima gente (nunca nos cansaremos de dar las gracias) y no podemos garantizar que se cumplan las normas”, señaló la asociación al hacer pública la suspensión preventiva.
