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Francisca Fariña - Catedrática

“La mala gestión de la separación es lo que causa daño a los niños”

La cátedrática coordina junto a Xavier Abel un libro que da voz a los menores que pasan por el proceso de divorcio

Fariña posa con el libro que ha coordinado con Xavier Abel. FdV

La voz de los menores no se suele tener en cuenta ni siquiera en los procesos que afectan de lleno a su vida cotidiana, como es el proceso de separación de sus progenitores. Para dar una nueva perspectiva en este sentido nace el libro “Lo que he aprendido de las niñas y los niños”, coordinado por la Catedrática de Psicología Básica y Psicología Jurídica del Menor, Francisca Fariña y el magistrado y presidente de la plataforma Familia y Derecho, Xavier Abel. En él diferentes profesionales cuentan experiencias que les han hecho reflexionar sobre los menores de una manera especial.

–¿Se había hecho algún proyecto similar a este anteriormente?

–No, ni aquí ni en Latinoamérica, es una publicación muy novedosa. La idea fue de Xavier Abel, estábamos trabajando juntos y me propuso hacer este proyecto. Me pareció fantástico, era algo muy interesante y que podía ayudar a los profesionales y a las familias.

–¿Por qué no se le da voz a los menores?

–En realidad, sí se les da, pero no siempre de manera adecuada. Han de ser escuchados por el tribunal y en muchas ocasiones también por los peritos. En los puntos de encuentro familiar son los protagonistas. A veces se les deja hablar, pero no se les escucha. Su opinión es importante.

–¿Qué ocurre entonces?

–A veces los profesionales están tan inmersos en el propio conflicto de los progenitores que no se dan cuenta de cuál es la perspectiva y necesidades de los menores. Además, esa escucha, si no se hace de manera adecuada por parte del profesional, puede causar daño a los menores. Por eso es importante la profesionalización, porque estos niños ya vienen dañados por el conflicto familiar. Cuando los escuchamos es porque hay conflicto. Solo se les escuchan cuando se ha judicializado la separación.

–¿Cómo se puede suplir esta falta?

–Sería necesario que los menores tuvieran oportunidad de expresar sus sentimientos de una manera adecuada. El contexto familiar lo es, pero no cuando se hace en un contexto de nerviosismo, crispación o rabia, se ha de llevar a cabo en un ambiente que les ofrezca seguridad y protección

–¿Qué consejo le daría a las familias?

–Que pidan asesoramiento para llevar a cabo la separación. Es muy importante acudir a profesionales, por ejemplo, programas de apoyo para el divorcio o separación. Incluso pensando que lo están haciendo de la mejor manera no siempre es así y a veces sus hijos están sufriendo en silencio.

Estos programas les ayudan a darles estrategias para que el malestar sea durante un tiempo lo más breve posible, porque los hijos nunca están preparados suficientemente para que sus padres se separen. Pero la separación no es lo que causa daño a los niños, es la mala gestión de ella.

–¿A veces las separaciones pueden ser duras y peligra el vínculo con la hija o hijo.

Es importante que el proceso no rompa la relación de coparentalidad positiva. Si esto se logra los hijos tienen asegurada la relación adecuada con ambos progenitores.

Los progenitores deben aprender a respetarse como padres y madres y a hacer bien su labor. No siempre se hace bien en convivencia, en procesos de ruptura, cuando hay tantas emociones negativas e intereses es altamente complejo. Educar de una manera coordinada, la discordia parental es lo que produce daño en los niños, además en ciertas etapas facilita el poder saltarse la autoridad parental, lo que pone en alto riesgo.

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