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La restauración promovida por Antonio Pastor

Antonio Pastor de la Medem, hijo de Ricardo Rodríguez Pastor, fundador del Banco Pastor con su primo Pedro Barrié Pastor, fue uno de los benefactores más importantes del Museo de Pontevedra. Especialmente las donaciones de azabaches y pinturas que hizo en los años 50 y 60 contribuyeron mucho a enriquecer sus colecciones respectivas, siempre con la intermediación cercana de Sánchez Cantón y Filgueira Valverde, a quienes estuvo muy unido por una amistad fraternal.

La deslumbrante personalidad de Pastor de la Medem, hoy lamentablemente olvidado como tantos otros casos, merece capítulo aparte, tanto por su reconocida valía intelectual como por su enorme labor cultural. Él fue puente de unión entre España e Inglaterra, donde fundó sucesivamente el Instituto de Estudios Hispánicos y el Instituto de España en Londres.

El destino siempre caprichoso puso a Pontevedra en el camino de Pastor de la Medem y su esposa, Marjorie Ground Webb. De ahí su nominación en esta historia a causa de una feliz circunstancia familiar.

A finales de los años 50, el matrimonio puso su casa de A Coruña a disposición de su hija que iba a casarse. Entonces, Pastor comentó a Filgueira su deseo de trasladarse a vivir a Pontevedra, y le hizo un encargo muy especial: localizar una casa espaciosa para su mujer y para él, de noble abolengo.

Fernando Filgueira recuerda bien que su padre aceptó encantado y satisfecho de recibir a unos vecinos tan distinguidos. Su primer pensamiento fue para el Palacete de las Mendoza; pero las hermanas Concepción y María estaban vivitas y coleando -ambas no murieron hasta 1971-, sin la menor intención de desprenderse de la casa familiar. Entonces fue cuando el viejo profesor, que conocía tan bien la zona monumental como la palma de su mano, pensó en la edificación levantada casi un siglo atrás por José María Viaño en la calle Maceda. Al parecer, no barajó otra opción alternativa.

También por mediación de Filgueira, encargó Pastor la transformación del antiguo Ideal Cinema en una amplia y cómoda vivienda familiar al arquitecto municipal, Alfonso Barreiro Buján, luego vecino muy cercano en otra imponente casona.

La obra resultó tan satisfactoria que recibió en 1962 el Premio Ciudad de Pontevedra al mejor proyecto acometido por un particular en el casco viejo. Dos años más tarde, Pastor fue nombrado por el Ayuntamiento hijo adoptivo de la ciudad a propuesta del Patronato del Museo, mediante un expediente instruido por el concejal Víctor Cervera-Mercadillo Barbeito. Naturalmente, la sombra alargada del alcalde Filgueira estuvo detrás de la justa iniciativa.

Algún tiempo después, Pastor expuso a Filgueira una idea que rondaba su cabeza con mucha insistencia: legar aquella mansión, una vez fallecido el matrimonio, para acoger un futuro Instituto Arqueológico de Galicia. Sin embargo, la propuesta no convenció al viejo profesor y frenó un propósito en apariencia loable, que finalmente quedó en nada.

Marjorie Ground, pintora de mérito, disfrutó mucho allí en un amplio y luminoso estudio que ocupaba todo el frente de la casa hacia el Parador de Turismo. A poco de fallecer Antonio Pastor, la esposa puso en venta una casa que se le caía encima y acabó en manos del actual propietario y su familia.

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