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La Feira Franca sin Feira Franca

El día de playa marcó la jornada, que dejó las terrazas casi vacías en las horas de más calor

La dueña de Mariyln Coquette. // G.S.

Primer sábado de septiembre inusual en la historia reciente de Pontevedra, que tal día como ayer tendría que haber celebrado la Feira Franca, la fiesta que, hoy por hoy, más asistentes congrega en las calles y plazas para rememorar la Edad Media y el privilegio concedido por el rey Enrique IV en el año 1467 a la Boa Vila para celebrar un mercado libre de impuestos de un mes de duración.

Sin embargo, lejos de disfrutar de una divertida fiesta que comienza de mañana con el transporte del vino por el casco histórico y concluye de madrugada tras la celebración de las cenas entre amigos y familias, los pontevedreses ayer solamente pudieron recordar esta emblemática celebración a través de las redes sociales y grupos de mensajería de móvil. El espectacular fin de semana de playa hizo que el que más y el que menos se escapase a darse un chapuzón, por lo que también las terrazas acusaron la falta de clientela en las horas de más calor.

La pandemia de la Covid-19 ha marcado el que tenía que haber sido un sábado inolvidable y el Concello de Pontevedra, en una seria decisión de responsabilidad por la salud pública, anunció hace casi dos semanas la anulación definitiva de la Feira Franca 2020, tan solo seis días después de haber autorizado decoración y pasacalles, aunque no las tradicionales comidas y cenas en exterior. Ha primado la seguridad colectiva y, aunque apenada, la inmensa mayoría de la sociedad local ha aplaudido y comprendido la decisión.

Las familias Balea López y Sabajanes Renault toman el vermú en una terraza de la calle Michelena. Aseguran que se juntan siempre por la Feira Franca y que en esta ocasión, al no celebrarse como tal, harán una churrascada en casa de una de ellas en la calle Naranjo.

También un grupo de jóvenes disfruta del buen tiempo en la Praza da Verdura. Llevan años quedando para vivir la fiesta medieval en alguna de las mesas que se instalan en la Alameda, aunque el año pasado dieron el salto y organizaron su propia comida y cena en el garaje de una de ellas, Paula Marín, en el casco histórico. "Nunca nos hemos perdido esta fiesta. Es una pena, porque es la mejor", aseguran.

La cancelación de la fiesta ha supuesto importantes pérdidas para el sector servicios, desde la hostelería, hasta los hoteles, supermercados y las tiendas de ropa y mercerías, que venden habitualmente los atuendos de la Edad Media.

La tienda de moda femenina "Marilyn Coquette", en la calle San Román no llegó a exponer este verano ninguno de los trajes que su dueña diseña cada año con ayuda de su madre, unos 50 conjuntos de corsés y faldas hechos a mano de forma artesanal.

Ella ya había decidido cancelar la celebración desde mucho antes de que lo hiciese el Concello. "Hay cosas más importantes que el dinero, y ahora mismo lo es la salud", dice firme.

"Yo no quería contribuir a fomentar la fiesta porque creo que este año lo más importante es ayudar a que todos seamos capaces de salir de esta pandemia que está matando a tanta gente", asegura.

Como ella, todos los ciudadanos que están aportando su granito de arena a frenar el avance del virus, es optimista y confía en que el próximo verano, a estas alturas, la Feira Franca 2021 resarcirá a todos de un año digno de olvido.

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