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Los camping, una opción perfecta al lado del mar y con reserva de última hora

La crisis del coronavirus ha provocado que buena parte del turista fiel de las Rías Baixas haya optado este verano por pernoctar en lugares en los que pueden tener menos contacto físico con otras personas. Es el caso de los campings. Además, son la opción perfecta también para las reservas de última hora, las más frecuentes de esta temporada.

Según la FEEC (Federación Española de Campings) los campings tuvieron una ocupación media del 80% durante los meses de julio y agosto en los últimos años, antes de que se declaarara la pandemia de la covid-19.

Este año, este tipo de áreas también han sabido adaptarse a la enfermedad, recordando a los usuarios la importancia de mantener las distancias de seguridad y utilizar los geles hidroalcohólicos, así como la mascarilla obligatoria.

Sobre todo, son viajeros llegados de otras comunidades autónomas españolas, con Madrid, Asturias, País Vasco o Navarra a la cabeza, "pero también gente de la propia provincia de Pontevedra", explica Ana Rey desde el camping Suavila de Montalvo, uno de los que constata el crecimiento del turismo de furgonetas, rutas en autocaravanas y tiendas de campaña.

El nuevo perfil es el de una familia o pareja en ruta a Portugal o a otros puntos de Galicia "que al ver el camping tan seguro y los aforos reducidos, al ver todo tan tranquilo, se quedan más, unos cinco días", señala la profesional. Es una de las representantes del sector que constata como estos días los espacios naturales de las Rías Baixas como el que encabeza reciben a "muchos sanitarios, profesores, gente que trabaja en supermercados, es gente que trabajó en el confinamiento, que necesita descansar y no está en ERTE".

Lo que más valora este perfil de turista: paisaje, tranquilidad y, en el nuevo escenario, espacios seguros, al aire libre y con distanciamiento garantizado. "La gente está tranquila y disfruta mucho del aforo reducido, da mucha garantía", indica en este punto Paloma Besada, del camping Baltar de Sanxenxo.

Es uno de los espacios de acampada que ha puesto en marcha un extenso protocolo de seguridad y ha formado a sus profesionales para el nuevo escenario, en el que reina el turismo nacional. "Muchas son familias, diría que el 90%, y muy pocos jóvenes", explica.

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