Junto a los humoristas Oswaldo Digon y Dany Boy Rivera, el humorista Rober Bodegas vuelve a su tierra para participar en una nueva edición de "Noites de Retranca". La cita de estos tres cómicos tendrá lugar el próximo viernes, día 27 de septiembre, en el auditorio de la sede Afundación Abanca en Pontevedra.

-¿Qué podrán encontrarse los pontevedreses que asistan el próximo viernes al espectáculo de "Noites de retranca"?

-Básicamente compartiremos escenario tres cómicos gallegos y cada uno ofrecerá un extracto de su show para hacer un espectáculo conjunto. Yo todavía estoy hablando con Oswaldo y con Dany Boy para ajustar mi repertorio y no pisarnos los temas. Creo que va a estar muy bien el espectáculo y yo me mantendré en mi línea. Lo positivo de este formato es que ves a tres cómicos por el precio de uno, digamos; hay otra variedad y otro ritmo, además, si uno no te gusta, tienes otros dos para recuperarte (risas).

-En su caso, ¿qué temas abordará?

-Lo que estoy tratando últimamente, que son temas un poco tabú para el humor. Yo me suelo meter en jardines y hablo de manera incorrecta. En mis monólogos hablo de esas cosas sobre las que la gente no suele hacer humor, pero de las que al final acaban riéndose. No es tanto que no se haga humor sobre determinados temas, sino que dependerá del enfoque que tengan las bromas. Por ejemplo, en mi caso, a veces las hago sobre el suicidio y nadie se indigna. Simplemente hay que distinguir que una cosa es el humor, que no deja de ser ficción, y otra la realidad.

-Precisamente, sus monólogos no han estando exentos de polémica, como puede ser el relacionado con personas de etnia gitana, ¿habría que ponerle al humor ciertos límites o no?

-Yo creo que no. En mi opinión, considero que hay que hacer humor de todo, pero sí que es cierto que hay que saber hacerlo sin meter la pata, sobre todo cuando son cuestiones de actualidad y un tanto sensibles. Hay que saber jugártela, pero sabiendo cuál es la broma apreciada. De todas formas pienso que hay que intentarlo. Reírse o no de algo no es lo que va a hacer que desaparezca. Al final, se da más importancia a que se haya hecho una broma sobre un determinado hecho, que al propio hecho en sí. Y, por otra parte, me desconcierta que se ataque a un cómico que dice una burrada, sea más o menos acertada, que a un tertuliano de la tele que dice lo mismo pero pensándolo de verdad. Si lo dicen políticos o estas personas, no se intenta que pierdan su trabajo...

-¿Desde que inició sus espectáculos en "Noites de retranca" cómo han ido evolucionando sus monólogos?

-He ido derivando cada vez hacia un humor más negro. Mucha gente me comenta que echan de menos mi monólogo sobre los autobuses de la Universidad, pero es que si ya no lo repito es porque aquel lo había escrito con 25 años y ahora mismo ya tengo 37. Al final, la propia edad te obliga a buscar temas que encajen contigo.

-¿La retranca gallega le ha supuesto un impedimento para triunfar en la gran ciudad o fue clave en su éxito?

-La verdad es que no. Sí que es cierto que al tener que cambiar el idioma, hubo determinadas expresiones que tuve que dejar de utilizar porque no tienen una buena traducción al castellano, pero siempre mantuve la misma línea en mi repertorio y nunca tuve problema.

-El viernes viene a Pontevedra, ¿tiene algún vínculo con la ciudad?

-Además de mis abuelos, que viven ahí, mi mayor vínculo es la sala Karma, de la que he salido muy tarde muchas veces y en donde me cuesta subir las escaleras (risas).