-La experiencia que tengo de cómo se aplicó el proceso de Bolonia en España es doblemente negativo, porque una gran parte de los que estamos en la universidad entendíamos que era una forma de destruir algunas de las mejores cosas de la universidad, y no necesito que no necesite reformas porque necesita muchas, pero desde luego no esa reforma que ha conducido a una destrucción de las estructuras de investigación, a una descualificación de la docencia y en el fondo a una reducción de las horas de trabajo en investigación y docencia. Aparte de que ha producido una universidad peor que la que teníamos, y no era muy buena, también he percibido que no hay un gran interés social en el asunto de la educación. Ya me dio esa impresión cuando era profesor de Bachillerato, todo el mundo se hace lenguas de la educación pero a la hora de la verdad estos debates no preocupan mucho a la opinión pública y eso si es muy grave, una sociedad que no está comprometida con la educación a largo plazo la batalla está perdida, el proceso de destrucción que se ha llevado a cabo con el Bachillerato, con las humanidades y en general con el Bachillerato está llegando a la universidad y no parece que nadie esté realmente muy preocupado.