-La maratón de Nueva York es su competición por excelencia. ¿Cómo se vive esta prueba en la piel de quien la ha conquitado en 8 ocasiones?
-Es muy especial para mí. De hecho, mi objetivo es correrla el próximo mes de noviembre y terminar la carrera, los 42 km, a mis 80 años. A los que ganamos la maratón nos invita la organización y estoy inscrito, así que empezaré a prepararla y a entrenar desde ya mismo.
-En una carrera de esta magnitud, toda la ciudad se vuelcan con los corredores, ¿no es cierto?
-El apoyo que reciben los atletas, tanto de la organización como sobre todo del público, es increíble. Toda la ciudad se entrega con los atletas, es un acontecimiento enorme. En las maratones de Atenas o Nueva York es fascinante ver como hay espectadores disfrutando del espectáculo en cada uno de los 42 kilómetros del recorrido, millones y millones de personas. Por ejemplo, cuando entras en Central Park vives una sensación maravillosa, tantísima gente animándote... Cuando las fuerzas te fallan llegando a la meta, ellos te llevan en volandas hasta el final.
-¿Cómo se prepara para una prueba como ésta y cuál es su entrenamiento habitual en la actualidad?
-Ya voy teniendo una edad y el tipo de entrenamiento cambia bastante (se ríe). Antes, hace digamos 10 años, hacía una serie de entrenamientos con muchas variantes: velocidad, fondo, resistencia... De todo un poco. Hoy en día baso casi todos mis esfuerzos en el fondo, trato de terminar la carrera y no me preocupo de luchar contrarreloj. Creo que, con 80 años, plantearme correr 42 kilómetros ya es un reto suficientemente importante.
-Por último, ¿un consejo a los que empiezan?
-A los jóvenes y a los que no lo son tanto: que hagan deporte, sea el que sea. Fútbol, baloncesto, atletismo... No hay nada que me de más alegría que ver las calles y las plazas de Marín llenas de chavales que disfrutan haciendo deporte. Porque ellos son el futuro, tanto en esto como en la vida.