Antonio Reigosa es un reconocido especialista en mitología popular y en la literatura de tradición oral. Es también un experto en los seres míticos gallegos. "¿Favorito? No tengo ninguno", declara, "son muchos, muy variados, hay peculiaridades según las zonas y no se trata de creer en el mundo de los seres míticos sino de entender, y seguramente lo que permanece más vigente, más vivo, y a lo que le damos más importancia aunque no lo reconozcamos es a la mitología relacionada con el mundo de la muerte, hasta a veces parece que tenemos estrategias de fuga como llamarle Samaín cuando aquí se llamó siempre fiesta de los muertos y cosas por el estilo, pero el mundo de las ánimas es un mundo vigente en el que la gente aún cree y si hiciésemos socialmente, colectivamente, un esfuerzo por tratar de comprender por qué esa mitología está tan viva seguramente entenderíamos mejor quienes somos culturalmente, de dónde venimos y por qué tenemos los comportamientos que tenemos muchas veces relacionados con la muerte

—¿Todos los cuentos son universales?

—Sí, prácticamente todos son de difusión absolutamente universal, con matices de carácter local pero en lo esencial de difusión universal.

—¿Transmiten los mismos tabúes todas las culturas o varía cada relato en función del territorio?

—Por un lado hay la idea de grandes mitos universales antiguos, en los que hay un elemento que podríamos considerar universal, por ejemplo tabúes como puede ser el incesto que se repite por todo el mundo con frecuencia y que en los cuentos está muy palpable pero por otro lado los cuentos cargan con la ideología dominante en los momentos en los que más se difunden, por ejemplo los cuentos en nuestro mundo occidental tienen una carga enorme misógina puesto que los grandes recopiladores de cuentos de la antigüedad y los que los transmitieron a partir de la Edad Media, que son fundamentalmente gente de la iglesia, tiene interés en ponerle encima esa carga ideológica.

—¿Caperucita Roja sería un ejemplo de cuento universal?

—Ese caso es muy peculiar, porque no responde a los esquemas ortodoxos en cuanto a difusión. La versión que conocemos es de libro, primero de Perrault y posteriormente reelaborado por los hermanos Grimm que le ponen ese final feliz, ese amaño del leñador que libera a Caperucita de la barriga del lobo. Pero por otro lado las versiones populares que se pudieron recoger por Europa y que tienen cierto parecido son diferentes, entre otras cosas no suele aparecer un lobo sino un hombre-lobo o un ogro y, en paralelo, en otras culturas africanas, asiáticas... aparece pero no es un parecido exacto, de modo que es de difusión universal libresca, no por transmisión oral.

—¿La gran mayoría de los restantes si son de difusión oral?

—La gran mayoría de los cuentos si, con esa excepción o con muy pocas.

—¿Existe alguna cultura que haya inventado los cuentos?

—Habría que explicarlo, es el mundo oriental donde se hace recogida por escrito y se conserva la memoria impresa de los cuentos, por tanto parece que los cuentos nacieron ahí pero no sabemos en realidad, probablemente ya se contaban por todo el mundo pero donde más evolucionó la cultura y se llegó a la escritura fue en el mundo oriental y por tanto la primera documentación que tenemos referida a cuentos populares nos vienen de la India, de Persia, del mundo árabe. Y de esos textos en sánscrito, en árabe pasan al latín, al griego y posteriormente a las lenguas romances.

—¿Hablamos de cuentos que todas las actuales generaciones conocen, como por ejemplo Los músicos de Bremen, o de relatos que conocen los estudiosos de la tradición oral?

—Hay de todo, digamos que los hay populares, que los conoce un porcentaje amplísimo de la población, y hay otros que son más desconocidos o si se prefiere están más olvidados. El caso de los músicos de Bremen es interesante, porque con el título de los músicos de Bremen e con la función de músicos es la versión de los Grimm, tuvo cierta fortuna en el mundo occidental esa transmisión vía libro, mientras que por ejemplo en Galicia se recogió una versión de la tradición oral del norte en la que los protagonistas non son músicos y además en vez de cuatro son seis, lo que nos emparenta con recogidas que se hicieron de ese mismo cuento en las Islas Británicas, donde también los protagonistas son seis. Y la intención del cuento, que era la de hacer ver al auditorio que el animal viejo no tiene utilidad y que estos cuatro animales viejos son capaces de unirse y de hacerle frente a un grupo de ladrones, en el mundo occidental que bebe de la cultura libresca se nos ha quedado en una especie de anécdota, cuando que sean animales viejos y no valgan para nada es lo que realmente importa, de hecho así le llamamos los músicos y además lo localizamos en Bremen cuando es un cuento de difusión también universal.

—¿Cuál es la función de un cuento?

—A lo largo de la historia han pasado por diferentes etapas y sus funciones también variaron, en principio los investigadores entienden que el mundo oriental los cuentos no dejaban de ser enseñanzas que posteriormente se aplicaban a la formación, fundamentalmente de príncipes. Y así se les ponían ejemplos a través de los fabularios de como tenían que comportarse. El mundo occidental medieval europeo los recogió con esa intención, lo que pasa es que a partir de los siglos XII y XIII habría que distinguir con qué intención los recogió la iglesia, que lo va a aplicar al sermón, con la variante de que el mundo civil lo recoge para aplicarlo al igual que hacía el mundo oriental, para la enseñanza de príncipes. Y más adelante, a partir del Renacimiento y desde luego en los últimos tiempos el cuento oral sobre todo formó parte de la educación de las clases más desfavorecidas, porque era la literatura a la que tenían acceso, mientras que el mundo de las clases cultas ya fue accediendo a partir del Renacimiento a la cultura impresa, a la cultura libresca. Hasta el siglo XX permanece en la tradición oral para ser utilizado como elemento didáctico, para ilustrar aquello que se quería enseñar a los más pequeños.