"Todo tiene una etapa y nosotros estamos en el aire", explicaba, pesimista, Antón Briones, presidente de la plataforma vecinal Poio 2011. Formada hace ahora un año por más de una veintena de colectivos del ayuntamiento para reivindicar la urgencia de las mejoras en la seguridad vial del tramo de la PO-308 que recorre Poio, el colectivo se toma un nuevo descanso, el tercero en estos doce meses, para "replantearnos el tema".

El cansancio de los vecinos que se implicaron en las protestas que recorrieron la calzada desde Raxó hasta Andurique, los efectos de la crisis que hacen más difícil la financiación de estos actividades, el frío o la falta de respuestas por parte de la Xunta (titular del vial), mermaron los ánimos del colectivo, que dejará pasar "unos meses" antes de decidir si retoma su actividad o la aparca definitivamente. "No es una despedida aún pero podría serlo", lamentó.

La gota que colmó su paciencia fue la desaparición, hace unos días, de más de la mitad de las banderolas que colgaban de las farolas de todo el municipio recordando los proyectos pendientes de la Xunta. Además de la PO-308, a finales del pasado año la plataforma asumió como suyas las reclamaciones sobre la reforma de los puertos de Covelo (Samieira) y Raxó y la instalación allí de una estación depuradora de aguas residuales.

"De las ochenta banderolas que había, entre las antiguas y las nuevas, quitaron unas cuarenta o cincuenta. Es alarmante, si llegamos a esa actitud es mejor dejarlo porque es una oposición con violencia, no es por los diez euros que cuestan sino por el significado social", apuntó Briones con respecto a lo que consideró "una demostración de fuerza. Fue violencia encubierta porque pasó por la noche y nosotros no queremos llegar a eso. Colocaron banderolas por la subida de las tasas municipales y no se las sacamos".

La plataforma aprovechó su última reunión en diciembre para solucionar sus cuentas recaudando "el dinero que nos faltaba para pagar las últimas banderolas". En cuanto a la financiación, los recortes en el gasto municipal también les afectan, apuntó Briones, porque "por poco que tenga que aportar, si no pueden, ya es una aportación menos".

Sin permisos

Poio 2011 teme además que se cumpla "lo que ya nos advirtieron" y que, con el cambio de gobierno, "vamos a tener mucho más difícil obtener las autorizaciones" para manifestarse ocupando uno de los carriles de la calzada, como hicieron en la primavera y el verano a pie, en bicicleta o con una caravana de coches. "Ir por el arcén, con todo el tráfico, ´matará´ a la gente mayor, parece que la libertad que se tuvo el año pasado desaparece".

El paso del tiempo sin que se haya producido un acercamiento oficial por parte de la consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas para tratar sus reclamaciones son otro de los argumentos que amenazan la existencia del colectivo, calificado por el grupo municipal del Partido Popular como "plataforma política" desde sus orígenes por el respaldo obtenido del bipartito de Luciano Sobral y Chelo Besada.

"Hay la sensación de que la quieren debilitar porque, por ejemplo, a las asociaciones de Combarro les dijeron que si iban en solitario les atienden y, aunque sea poco, los atienden y con eso ellos se dan por satisfechos", señalan desde la plataforma apuntando que la asociación de vecinos A Laxe de Raxó, pionera en las protestas por la falta de aceras, "también va por su lado".

Y es que de la veintena de colectivos que formaron la plataforma en febrero de 2011, muchos se han ido quedando por el camino y la presencia de otros, como las anpas de los colegios, "es testimonial". La implicación de los vecinos en los actos de protesta depende fundamentalmente de la parroquia en que viven porque "en San Salvador y parte de San Xoán, menos activos, ya tienen aceras, los realmente afectados estamos en las otras tres".