"A mi me dieron la primera plaza", dice Valeria Agraso resignada. Y es que ni con su pequeña encabezando la lista de alumnos de la futura guardería de O Revel (en Vilalonga) por su condición de familia numerosa se libra de tener que encajar los horarios de toda la familia para encontrar un "canguro" que se quede con la niña mientras ella acude a su puesto de trabajo.

Algo parecido ocurre en casa de Rosario Rodríguez, a quien el retraso en la puesta en funcionamiento de la escuela infantil municipal le ha obligado a solicitar una reducción de su jornada laborar para poder cuidar de su hijo.

La historia de estas dos vecinas de Vilalonga y Noalla sirve para reflejar la situación por la que atraviesan numerosas familias del municipio, que eligieron la guardería como la vía más económica para conciliar su vida laboral y familiar sin tener que echar mano de abuelos, vecinos y amigos.

"Cuando presenté la solicitud me dijeron que abriría en septiembre o lo más tardar en noviembre pero la obra está parada desde el verano, ahí no hay nada. Y yo tengo a la niña de casa en casa mientras yo trabajo", explica Valeria lamentándose por no haber sido "más viva" entonces y, como hicieron algunos padres, cubrirse las espaldas simultaneando la reserva de la plaza en Sanxenxo con otra en una escuela privada que le ahorrase los quebraderos de cabeza.

Pero recurrir a la privada durante todo el curso no es una opción válida para todos los bolsillos.

Rosario, que tuvo que inscribir a su hijo en el Abrente durante el verano, opta ahora por acortar su jornada y ahorrarse ese dinero ante lo complicado de la situación económica. Esta es la segunda vez que se queda "compuesta y sin plaza" ya que cuando abrió O Tombo, vio como su primer hijo quedaba fuera en detrimento de otras familias "con más recursos".

La respuesta de la Administración local a la demora tampoco convence a las dos mujeres. "Nadie se dirige a mi, no tengo ni una carta pidiendo disculpas. Fui a preguntar al Pardo Bazán (donde presentó la solicitud) y me dijeron que allí no tenían nada que ver", denuncia Valeria mientras que Rosario lamenta que, aunque la adjudicación de la plaza no es efectiva, tendrán que seguir los trámites de renovación como si estuviesen asistiendo al centro.

Un esqueleto

En lugar un colorido edificio con una amplia zona de juegos para los pequeños, en la parcela municipal de O Revel hay apenas un esqueleto de cemento -sin salida de fecales ni acometida de agua y con apenas las paredes- en el que los operarios dejaron de trabajar hace meses.

Desde entonces, las críticas y las peticiones para reactivar la obra no dejan de llegar al gobierno local, bien tanto desde los grupos de la oposición como desde los propios vecinos, que temen que se convierta en otro monstruo abandonado como la cultural.

Aunque la consellería de Benestar -que financia la escuela a través del consorcio- explicó que ya abonó la mitad de su aportación (400.000 euros) y tramita ya la segunda, PP y PSOE siguen intercambiando acusaciones sobre quien es el culpable del importante retraso que acumula. Así las cosas, la guardería parece que llegará tarde para Valeria: "mi hija tiene dos años y el año que viene irá ya al colegio".