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Una prisión menos conflictiva

Las áreas de respeto y el cerco a la droga reducen los incidentes en la cárcel

Es el análisis de situación que hace la subdirectora de Tratamiento, Teresa Delgado, que confía en que los "buenos" índices de convivencia se mantengan y aún mejoren en el futuro.

Esta situación no oculta, aclara, la existencia de enfrentamientos puntuales y broncas entre internos y entre estos y los funcionarios pues no hay que olvidar que en la prisión pontevedresa conviven en espacios cerrados, por imperativo judicial, internos de todo tipo: más o menos violentos, con habilidades sociales más o menos desarrolladas, con y sin apoyos familiares, toxicómanos, muchos con trastornos psiquiátricos y de 47 nacionalidades diferentes, con costumbres y culturas diferentes, lo que constituye por sí solo un caldo de cultivo propicio para las tensiones.

Interés

En los módulos de respeto la resolución de conflictos está a cargo, en principio, de los propios internos que están interesados en no romper unas normas de convivencia asumidas voluntariamente y que les reportan oportunidades y una calidad de vida que no tienen en módulos ordinarios y mucho menos en los de primeros grados.

La dirección de la prisión de A Lama destaca los "éxitos" en la lucha contra el consumo y tráfico de drogas en el interior del penal provincial, tanto en su vertiente terapéutica y preventiva como en su vertiente represiva.

En este segundo ámbito se ha intensificado los controles personales de los internos (cacheos) y de las celdas, pautados y aleatorios por parte de los funcionarios especialmente tras permisos penitenciarios y encuentros vis a vis. Asimismo entra en el recinto penitenciario periódicamente la unidad canina de la Guardia Civil para detectar la presencia de sustancias ilegales.

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