La construcción se cobró ayer una nueva víctima mortal en la parroquia pontevedresa de San Andrés de Xeve. El siniestro se produjo pasadas las ocho de la mañana cuando un obrero que estaba instalando una tela impermeabilizadora en una terraza se precipitó al vacío desde una altura aproximada de tres metros y se murió instantáneamente a consecuencia del impacto. Nada pudieron hacer por él los miembros del equipo médico de la ambulancia del 061 que se desplazó al lugar, salvo certificar el fallecimiento.

El trabajador muerto fue identificado, según datos facilitados por la Policía, como Epifanio Garrido Solla, de 46 años de edad. Era vecino de Pontearnelas, municipio de Ribadumia, estaba casado y tenía dos hijos.

El siniestro se produjo en una nueva área de chalés adosados en construcción, situada en las inmediaciones de la granja-escuela Yuca.

El cuerpo del desafortunado trabajador fue trasladado a la delegación territorial del Instituto de Medicina Legal de Pontevedra (antiguo Instituto Anatómico Forense) en donde se le practicó la autopsia. Este informe se incorporará a las diligencias judiciales abiertas para esclarecer las circunstancias en las que se produjo el accidente laboral que acabó con su vida.

Los sindicatos reclaman a Inspección más contundencia

El binomio precariedad-siniestralidad caminan de la mano, sostienen los sindicatos, y por ello reclaman para la Inspección de Trabajo más medios, más personal y mayor contundencia contra los infractores de la ley de prevención de riesgos laborales.

CIG, CC.OO. y UGT insisten en que la temporalidad (apenas el 10% de los trabajadores de la construcción son fijos) y la práctica del trabajo a destajo fomentan los accidentes laborales, máxime cuando van parejos a un escaso uso y control de los medios de protección personal y seguridad.

Ante esta situación las centrales sindicales abogan por trasladar el problema de la siniestralidad a la mesa del diálogo social para que se arbitren medidas de obligado cumplimiento y medios de control, que deberían estar ligados, en opinión de UGT, a la creación del Instituto de Seguridad en el Trabajo.

Esta central propone también, como medida para luchar contra la siniestralidad, que los obreros de la construcción se jubilen a los 60 años.