El censo de población de Pontevedra sigue creciendo, pero a un ritmo tan lento que contrasta de forma notable con la tendencia de los últimos ocho años. Desde 1998, cuando el aumento real del padrón fue de 268 vecinos, no se registraba una situación como la actual. Desde el 5 de diciembre de 2005, cuando el padrón municipal reflejaba una población de 80.194 vecinos, sólo se han registrado 215 residentes, hasta sumar las 80.409 altas actualizadas al día de ayer, 26 de julio.

Esta cifra supone un aumento de 27 personas al mes, muy lejos de las cifras de años anteriores (que llegaron a situarse entre 70 y 90 altas mensuales) y hace prever que, de seguir esta tendencia, se cerrará el año con menos de 350 nuevos pontevedreses, la peor tasa de los últimos siete años.

Tendencia a la baja

Esta tendencia a la baja ya se advertía desde 2002 (cuando se alcanzó el récord de aumento, con 1.200 nuevos empadronados), pero nunca se había bajado de las 600 altas, el doble de lo que se aguarda para 2006.

Esta situación se produce cuando el Instituto nacional de Estadística (INE) acaba de apuntar los datos provinciales y autonómicos del padrón municipal. Precisamente, ante este organismo, el ayuntamiento reclama que se reconozca oficialmente que Pontevedra ha superado la barrera de los 80.000 habitantes, un límite que el concello dio por alcanzado hace más de un año pero que el INE se resiste a hacer oficial.

A los largo de 2005, la población de Pontevedra creció en 716 nuevos vecinos y el padrón municipal alcanzaba en diciembre pasado los 80.194 habitantes. El año había arrancado con una población de 79.478 personas, una cifra muy similar a la que poco después reconoció como oficial (a efectos del 1 de enero de 2005, el Instituto Nacional de Estadística, con 79.372, un centenar menos de los inscritos en el padrón. En los próximos días, el INE dará a conocer la cifra del 1 de enero de 2006, pero las cifras de aumento demográfico desde entonces no hacen pensar que se salte ya la barrera de los 80.000 habitantes.

Una posible razón de esta ralentización puede ser el reciente proceso de inscripción de los extranjeros (una importante bolsa de nuevos pontevedreses). En ese proceso hubo que borrar del padrón a aquellos que no acreditaron su presencia en la ciudad.