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Ruta Loba da Fada. | // FDV

Rutas con leyenda en Vilamartín de Valdeorras

El Concello homologó el pasado año 21 kilómetros del itinerario “Loba da Fada”

Naturaleza, arquitectura singular y tradición. Es lo que ofrece el Concello de Vilamartín de Valdeorras con sus rutas de senderismo, entre las que destaca la dedicada a la leyenda de A Loba da Fada, de 21 kilómetros, en el pueblo de San Vicente, que fue homologada el año pasado, y a la que seguirán otras como la de la Santa Compaña.

Viviendas dentro de la ruta. | // FDV

La leyenda trata sobre una especie de monstruo que tenía atemorizado a los habitantes del lugar porque se los comía. En una ocasión, tras haber desaparecido un niño, emprendieron una batida en la que solo encontraron uno de sus brazos, y los perros se tornaron asustados y resistiéndose a seguir, por lo que todos regresaron desolados a sus casas. Todos menos un joven que hacía poco había vuelto al pueblo convaleciente de una herida de guerra. Siguió en la búsqueda, pero después de mucho buscar decidió descansar en uno de los “sequeiros” de Abelaído en los que el fuego estaba vivo toda la noche. Cuando empezaba a dormirse, sintió un golpe en la puerta y vio entrar a una loba enorme que se arrimó al fuego y se fue quitando la piel con las patas, dejando a la vista la piel suave de una mujer.

El joven echó las pieles al fuego lo que enfadó a la loba que se le echó encima y tras una pelea a muerte y a medida que ardían las pieles, ella fue perdiendo las fuerzas y se fue convirtiendo en una hermosa joven de larga cabellera y piel clara. Cuentan que cuando el fuego quemó todas las pieles consumió también el hechizo que encadenaba a aquella mujer, siendo el niño su última víctima.

Ahora se le dedica una ruta por caminos del pueblo. El trayecto conecta Vilamartín pasando por Cernego, Robledo y San Vicente, y hace un circuito cerrado hasta regresar a Vilamartín. De esta ruta, el alcalde en funciones, Enrique Álvarez, subraya la arquitectura tradicional en el pueblo de Cernego, Robledo y San Vicente, en la que señala “hay una arquitectura tradicional que destaca la idiosincracia en cuanto a la tipología de viviendas, que se puede observar desde enfrente del pueblo, que da la sensación óptica de que existe solo una nave en las cubiertas de pizarra, porque aunque los techos son a dos aguas, visualmente parece todo una sola nave”. Solo de cerca se puede ver que cada casa tiene su tejado individual.

Todas las viviendas tienen sus techos y paredes de pizarra, y a mayores la cimentación de las mismas está en roca de pizarra. En el resto de la ruta hay restos de antiguos molinos en el riachuelo de Cernego y San Vicente, fauna de águilas, zorros, lobos e “incluso se aproximó el oso en algún momento”, apunta.

En este nuevo mandato, el alcalde quiere poner en valor estas rutas y otras que están aún por inaugurarse, destacando entre ellas la de la Santa Compaña, que se estrenará en breve, y la del Kilómetro Vertical, fenómeno “que solo se produce en nuestra comarca, un kilómetro vertical en el centro del valle”.

Todas estas rutas, señala, llevan el nombre de alguna leyenda.

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