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Tribuna libre

Consecuencias del maltrato emocional

Isabel Calle. BRAIS LORENZO

Las consecuencias del maltrato emocional y psicológico son variadas y afectan de forma diferente en función de la personalidad de cada uno, de sus circunstancias, de sus expectativas y de todo el conjunto de experiencias de su vida.

En general, las personas sufren dependencia emocional, sensaciones de debilidad y vergüenza extrema, culpas. Suele estar presente el malestar físico, con tendencia al aislamiento y a la baja autoestima, con estado de ánimo deprimido y desinterés en los cuidados, abandonándose en los cuidados de salud, la alimentación, el aspecto físico y en el vestir.

En conjunto, pueden caer en un estado anímico depresivo, que cursa con sentimientos de inutilidad e indecisión, e impotencia. En muchas ocasiones va acompañado de ansiedad y de estrés y fobias, lo que deriva en una importante psicopatología que impide una vida normal.

Tienen el sentimiento de que ya no son la persona que antes eran. Pueden surgir episodios de gritos o ira hacia personas de confianza, en momentos de saturación. Las inseguridades debilitan su capacidad de decisión, incluso para pedir tratamiento que les puede conducir a recuperar su salud, incluso pueden llegar a ser la mejor versión de sí mismos.

Con frecuencia desean huir y desaparecer. Esta huida en casos extremos se convierte en el deseo de suicidio. Un bucle dramático del que hay que salir fundamentalmente con el especialista, porque de lo contrario puede llegar al autosabotaje y permitir el maltrato despiadado. Ya bastante grave es la situación sádico-masoquista que fue surgiendo como para bloquear su crecimiento exponencial. Y cuando se ha instaurado en las relaciones de pareja, el deterioro puede ser irreversible, ya que al haber consentido que llegara a un empeoramiento grave, ha dado lugar a que afloraran cantidad de discusiones, gritos, insultos, lo cual empeora las enfermedades psicológicas de la víctima, y conduce a desarrollar el estrés postraumático.

Este tipo de estrés, postraumático, genera un daño con secuelas a largo plazo que pueden impedir a la víctima actuar de forma coherente en futuras posibles relaciones, amistades o trabajos. Si tenemos en cuenta la forma de actuar del maltratador, y analizando el perfil del mismo, suele ser una persona narcisista, con un alto grado de perversión, que carece de empatía hacia los demás, y disfruta haciendo el mayor daño posible.

El método que utiliza suele ser de forma sibilina, para no ser identificado y queriéndose poner la máscara del irónico, para que los dardos solo lleguen a la víctima y, si es posible, el resto de los presentes no se den cuenta. La persona víctima queda paralizada por la maldad, la mayor parte de las veces. Se queda perpleja ante el impulso destructor de la otra parte, que sus emociones sin duda captan.

El proceso de acoso suele incrementarse e ir a más cuando no se pone freno, de tal forma que la víctima, ya más desvitalizada, tiene menos energías para confrontar. Así la persona con perfil del narciso perverso, con su grado de psicopatía, se va creyendo fuerte por lograr su objetivo. Destruir psicológicamente a la victima, ahí esconde su poder, lo que le da fuerza. Pura maldad.

(*) Psicóloga

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