Es hipnótico ver los movimientos excéntricos y concéntricos de los corales y la rapidez con la que los peces digieren las pequeñas partículas de comida en el acuario marino que tienen en el Otero Pedrayo. El abanico de colores atrapa y genera calma e inquietud ante el próximo estímulo de los seres vivos, como si fuera un fragmento de una película, pero a escala real.

Gonzalo Fernández y Juan Luis Neira, dos profesores de Biología, son los artífices de la creación de un acuario marino, que sirve de herramienta didáctica con la que los estudiantes experimentan y aprenden las diferentes ramas de la ciencia, como la propia Biología, la Física la Química, la Tecnología o las Matemáticas.

Tras un curso con el Centro de Formación y Recursos (CFR) y el apoyo del equipo directivo del instituto, se juntaron para producir un ecosistema que cumple más de dos años de vida. Neira dice que “la idea surgió de las sinergias, del azar, de la colaboración y la amistad que tenemos”. Gonzalo añade que “queríamos un ecosistema que fuera totalmente autónomo para poder utilizarlo como herramienta didáctica”.

Neira, en el Otero Pedrayo, y Gonzalo, en el IES O Ribeiro, usan el acuario como libro vivo de conocimientos. Un proyecto entre centros, donde el Otero Pedrayo tiene el ecosistema más grande y el centro de O Ribeiro supone una pequeña arca de Noé por si surgen contratiempos.

Los creadores del acuario en el instituto Otero Pedrayo. | // BRAIS LORENZO

Gonzalo define al acuario como “un jardín de animales que hacen la fotosíntesis y ayuda a explicar la vida y parte de las ciencias porque una cosa es contarlo y que los estudiantes lo vean en los libros y otra es que lo puedan mirar ‘in situ’ e interactuar con ellos, que sean los protagonistas y que aprendan los conocimientos de primera mano”.

Todo empezó en el 2019, pero Gonzalo comenta que “esto justo lo montamos antes de la pandemia, pero justo llegó la pandemia y lo dejamos funcionando en automático sin saber realmente si iba a resistir y cruzamos los dedos para que así fuera”.

Neira explica que el 12 de marzo de 2020, un día antes de decretar el confinamiento total, todavía estaban tratando de terminar con la estructura que diera vida a todos los organismos y recuerda que “estábamos con Yolanda, una compañera de Química, antes del confinamiento preparando todo los medios para poner los dosificadores y dejarlo en automático para ver si resistía”.

"Tenemos que aclarar que todo lo que está hecho aquí está hecho en cautividad, no ha sido nada extraído del mar"

En ese acuario hay peces como el amphiprion ocellaris (Nemo), el paracanthurus hepatus (Dori) o el más llamativo, el zebrasoma flavescens y un conjunto de corales que sirven de base para el funcionamiento diario de las clases.

Gonzalo arguye que “no es un biotopo, tenemos que aclarar que todo lo que está hecho aquí está hecho en cautividad, no ha sido nada extraído del mar y depositado aquí, nada de eso. Se partió de pequeños fragmentos de corales que fueron creciendo, con el paso del tiempo hasta crear este ecosistema que tenemos”.

Los corales del centro ourensano tienen su origen en diferentes partes del mundo y los hay desde zonas del Caribe, Australia, Indonesia o la zona africana, lo que lo hace todavía más particular, más “ourensano”.

Un pez zebrasoma flavescens (izquierda) y dos amphiprion ocellaris (derecha).. | // BRAIS LORENZO

Gonzalo abre los ojos y dice que “los estudiantes alucinan, porque les llama mucho la atención. Al final, es algo vivo con el que interactúas y aprendes”. Neira acompaña la explicación diciendo que “nos dio muchos recursos para poder llevar las clases”.

Gonzalo vuelve a tomar la palabra aludiendo que “en primero de la ESO lo utilizamos mucho, porque explicamos qué son los organismos vivos y no es lo mismo que lo vean en fotos que así en vivo. También enseñamos lo que es la reproducción asexual y esta es la mejor manera de que lo vean, porque de un trozo de coral que peguemos en una roca se puede expandir. Porque, por ejemplo, los corales se reproducen una vez al año. Una noche liberan todos los óvulos y los espermatozoides y esa es la forma que tienen de reproducirse”.

"En primero de la ESO utilizamos mucho el acuario para explicar conocimientos"

Es una herramienta motivadora y también lo definen como “un chantaje positivo” por la inquietud que genera en los estudiantes el aprender de esta forma experimental. Sobre esto dicen que “es un chantaje, bien visto, claro porque les decimos que se portan bien o no bajamos al laboratorio o incluso cuando hay grupos numerosos y tienes que mantener el orden también funciona”.

Gonzalo ejemplifica, señalando una bomba de agua, que “a veces raspamos un poco y cogemos un pequeño trozo para verlo en el microscopio y lo que ven les alucina, porque es un universo lleno de protozones, de anélidos y de otras especies”. Neira añade que “claro y además, ven que lo acabamos de coger del propio acuario lo que les genera más interés”.

No solo con el microscopio, sino que el acuario tiene una lupa que permite ver los corales de una forma más directa. Gonzalo aclara que “tenemos una colonia de pólipos y con esta lente pueden verlos más grandes e interactuar con ellos, experimentando y divirtiéndose que al final es de lo que se trata que aprendan”.

Gonzalo, ante el acuario en el Otero Pedrayo. // BRAIS LORENZO BRAIS LORENZO

El sistema del acuario

El acuario está formado por una estructura de cristal que va acompañada de bombas de agua, de dosificadores y también de una potente luz de varias gamas cromáticas, como el azul, el rojo y el blanco. Neira explica que “tenemos esta luz tan potentísima porque todo depende de la luz. Por ejemplo, si apagamos los tubos blancos, ya es distinto, porque cambias la luz con la que iluminas y al final un pigmento es eso, coge todas las luces menos la que refleja”.

"Todo era en plan mini cuando lo empezamos a hacer"

Los peces al oscurecerse el acuario se esconden como método de defensa. Poco a poco, empiezan a volver a salir mientras Neira sigue diciendo que “esto todo era en plan mini cuando lo empezamos a hacer y después de tanto tiempo se ha convertido en esto. Ahora tenemos que empezar a quitar cosas, porque los corales aunque veamos que están bien, hay algunos que están pegados, y tienen una guerra química tremenda”.

Y añade que “si lo dejáramos a su suerte, habría alguno que lo invadiría todo, porque hay algunos que son los dominantes”.

Todo está en formato automático. El mantenimiento diario se hace solo, con comida y calibración de los niveles de salinidad en el agua, aunque tienen que hacer una limpieza más profunda de vez en cuando. Pero reiteran que “el acuario ayuda de una forma multidisciplinar porque puedes abordar desde la química, la física, la luz, la tecnología o por ejemplo las matemáticas con la recogida de datos avanzados”.

Juan Luis Neira, profesor de Biología, y Daniel Lorenzo, director del Otero Pedrayo, en el laboratorio de Biología. // BRAIS LORENZO BRAIS LORENZO

Excelencia y dos acuarios más

El ecosistema marino también sirve de base para el bachillerato de excelencia donde hay varios proyectos abiertos y el Otero Pedrayo celebra la primera promoción de este tipo de educación entre su alumnado.

Neira comenta que “tenemos otros dos acuarios con corales donde hay dos líneas abiertas que estudian el cambio climático, estresando a los corales, subiéndole la temperatura para ver qué pasa a nivel fisiológico y si son capaces de aumentar su productividad”.

El docente dice que otro estudiante hizo un sistema de alarma para que notificase las desviaciones de ph o amoníaco en aguas continentales y otra usó un sistema de inteligencia artificial para mantener la salinidad del agua de forma constante con sondas.

"El acuario sirve de base para proyectos del Bachillerato de excelencia"

En media hora presencial, se aprende que los corales se estresan a partir de temperaturas mayores de 25 grados (Biología); que las luces del ecosistema simulan el amanecer y el atardecer o que la salinidad se puede mantener con sistemas técnicos (Tecnología); que los arrecifes de corales son un freno para los tifones y los huracanes por su estructura (Física); que los corales se solidifican y a partir de ellos se pueden generar rocas (Geología) y que la gran farmacia está en la naturaleza donde se están descubriendo avances científicos con aplicaciones sanitarias como por ejemplo que algunas especies de ascidias tienen propiedades antitumorales (Química).

Fernández y Neira enseñan Biología, pero también involucran a los demás profesores a ser parte de un ecosistema vivo y una metodología educativa moderna, para que todos tengan sensibilización con el medio ambiente y tengan interés por las ciencias de la vida, que al final ese es el objetivo.