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El campo pierde 8.700 ocupados y reduce un 13% las hectáreas de explotación en 10 años

La radiografia de los últimos diez años en el sector indica que de los 14.900 trabajadores que había en 2009, ya quedan menos de la mitad, 6.200

Ganaderos y agricultores de Xinzo de Limia se movilizaron durante días por el coste de la energía y por la situación del sector. | // BRAIS LORENZO

“No recuerdo un panorama tan crítico como el de ahora”, dice María Teresa Jota, presidenta de la Asociación de Empresarios, Ganaderos y Agricultores de A Limia (Adegal). El campo se enfrenta a uno de los escenarios más difíciles en su historia y los datos del reciente censo agrario publicados por el Instituto Nacional de Estadística así lo corroboran.

El número de ocupados que había en 2009 era de 14.900 personas en la provincia y ahora mismo hay solamente 6.200. Una reducción de 8.700 personas en un sector de actividad tan prioritario como en permanente crisis, que vio como la inflación y la invasión rusa en Ucrania los puso en jaque hasta el punto de duplicar o triplicar los costes de producción.

"En 2009, habia 14.900 ocupados y ahora tan solo 6.200"

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No solo disminuye abruptamente el número de ocupados en el sector agrícola o ganadero, sino también lo hacen las hectáreas de explotación de superficie agraria. Si en 2009 había 95.679 hectáreas utilizadas, en 2020 los registros indican que se disminuyó un 13% hasta alcanzar las 83.042.

Por régimen de tenencia es significativo que las hectáreas en propiedad y el número de explotaciones se redujeran de las 12.179 parcelas a las 11.622, lo que traduce en un descenso de la superficie utilizada desde las 63.245 hectáreas en 2009 a las 31.705 en 2020. Sin embargo, las extensiones por arrendamiento ascienden desde los 1.276 a las 2.790, que traducido en hectáreas es pasar de las 18.734 en 2009 a las 41.728 en 2020.

Por superficie, las que son menos de 1 hectárea se multiplicaron por 4 en diez años y ya son más de 5.400, por las que había en 2009 que no llegaban a las 2.000. Todas las tierras entre una hectárea hasta las 30, disminuyen progresivamente cuando más es la extensión y superficie de más de 30 hectáreas y de 100 se incrementan mínimamente en 10 años.

Más gastos para producir

María Teresa Jota, presidenta de Adegal, señala que “a día de hoy el sector primario se encuentra en una situación complicada, lo hablábamos el otro día que vemos como explotaciones pequeñas y medianas están cerrando por las últimas contingencias económicas que se están produciendo. Hay que señalar que los costes de producción se multiplicaron por dos o por tres en algunos casos y nos movemos en una incertidumbre constante de no saber muy bien ahora a qué precio van a recoger el producto, después de las subidas de todas las materias primas que hemos sufrido”.

"Cada vez hay menos viticultores"

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Carlos Basalo, responsable de Uniones Agrarias en O Ribeiro, siente que “cambió mucho desde hace diez años para aquí. Claro que se perdieron ocupados a nivel provincial y comarcal en el sector primario y claro que sentimos que se está abandonando a la provincia”. Y añade que “cada vez hay menos viticultores, pero por ejemplo aquí en la comarca de O Ribeiro notamos que la superficie media por cada viticultor es mayor, a pesar de que el aumento medio no cubre la superficie total que se deja de utilizar”.

Ambos representantes sectoriales señalan que la situación actual es “insostenible”. María Teresa describe que un agricultor puede gastar de media 1.000 euros diarios para sementar 17 hectáreas de patatas y añade que “y la sementeira de la patata no se hace en un día, si no que se utilizan muchos días para hacerlo, así que hay que sacar la calculadora y los números impactan”. Carlos Basalo confiesa que con la subida de los minerales hay mucha gente que opta por no utilizarlos en sus explotaciones: “Están siendo años más jodidos, por decirlo de una forma coloquial”.

Relevo generacional

María Teresa dice que hay nuevas generaciones enganchadas al campo, pero que están bien cuál es realmente la situación. “Fuimos conscientes en la tractorada de hace meses que había mucha gente joven que estaba comprometida con el campo, que está llegando para aportar ideas innovadoras y que quieren dedicarse a esto. Pero llegan y se encuentran con esta situación tan dura que les hace replantearse su futuro. Las administraciones tienen que tener una implicación mayor para no dejar escapar a esta generación que quiere trabajar en el campo”, dice la presidenta de Adegal.

"Hay jóvenes que vuelven al campo, pero queda mucho camino por recorrer"

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Carlos Basalo tiene la misma percepción: “Hay una generación de entre los 40 y los 65 años que no tienen presencia en las explotaciones vitivinícolas, prácticamente, pero ahora mismo está volviendo gente joven de menos de 40 años que coge una pequeña bodega y la explota. Hace unos años que esta generación nueva se fue enganchando otra vez al mundo del vino, por la moda que está teniendo en los últimos años y el auge de los productos de las denominaciones ourensanas”.

Sin embargo, los brotes verdes no son suficientes para paliar la pérdida de número de ocupados y alegan que “son buenas noticias, pero queda mucho por recorrer y jóvenes a los que enganchar al campo”.

El campo pierde ocupados, pierde hectáreas explotadas y sufre las consecuencias adversas de la inflación y la invasión rusa, en un escenario en el que siembre incertidumbre sobre sus explotaciones presentes, pero que genera más dudas sobre la salud del sector primario en el futuro.

“El reto más importante es el cambio climático”

Los profesionales del sector primario ya sienten que el cambio climático es el reto más importante al que se enfrentan. Desde la Denominación de O Ribeiro, Carlos Basalo señala que “es evidente, nosotros dependemos mucho del clima y lo hacemos directamente. Los últimos años están siendo una locura y va haber que tomar en serio para conseguir sacar las cosechas”. Sobre como le afectan dice que “cada vez nos encontramos con fríos más tardíos y heladas más seguidas. No es normal que mayo estemos a 32 grados y el nivel de sequía que tenemos. Las planta tienen un desarrollo vegetativo y la meteorología influye directamente. Cada vez hay más episodios climatológicos adversos como lluvias fuertes e intensas y para luchar contra las pérdidas debemos asegurar nuestras explotaciones contra las inclemencias, no hay otra opción”. María Teresa Jota, desde Xinzo, dice que “los inviernos nos inundábamos en A Limia y ahora no hay nin lluvia. La cosecha de la hierba estará perdida si no llueve en los próximos días y eso supondrá que hay que traerla. Las circunstancias también son las que son para sementar la patata, dependemos de la meteorología y están siendo unos años raros en cuanto al tiempo”. Ellos ya lo notan en sus procesos productivos y por eso hacen un llamamiento a profesionales, sociedad y sobre todo administraciones para cumplir con los objetivos marcados en esta materia.

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