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Tres restaurantes de carretera con un “Solete”: “Es una alegría, una ayuda más”

Pazo de Canedo, O Muíño do Chirlo (Celanova) y O Fogar do Santiso (Allariz) figuran como los comedores recomendados en la Guía Repsol para parar a comer en la provincia

Los profesionales de O Muíño do Chirlo, en Celanova.

El Pazo de Canedo cumple ocho años de vida y acaba de ser reconocido por la Guía Repsol como uno de los comedores de carretera recomendados para los usuarios que van de viaje. Hacia la capital viaja un “Solete de carretera”, pero es que para Celanova y Allariz viajan otros dos para reconocer el trabajo y el producto de O Muíño do Chirlo y O Fogar do Santiso, respectivamente.

David Rodríguez es el gerente del Pazo de Canedo, junto a su mujer, y comenta que “todos los reconocimientos y galardones son buenos, suponen un incentivo para darse a conocer y también para reconocer el trabajo que estás llevando a cabo”.

Sobre su situación a pie de la carretera N-120, cerca de las termas de O Muíño y Outariz, dice que “cuando miramos para empezar, vimos muchos locales y la verdad que no teníamos ganas de hacerlo en la ciudad por lo que nos decidimos por este, aunque al principio nos parecía algo grande, pero nos animamos igual, tenía un nombre ya y era un buen sitio”.

Sus menús son reconocidos en la Guía Repsol y sus clientes “vienen de todos los lugares, pero principalmente son gente de la ciudad y alrededores. Por ejemplo, este fin de semana es un fin de semana más familia, pero también vienen turistas ya que estamos a mitad de camino de la costa de Vigo y Pontevedra”. En relación si alguno ha ido por el “solete” dice que “la gente de paso y clientes lo comentan, pero no sabes al 100% por qué vienen aquí, aunque es una promoción más”.

Su cocina se basa en la tradición y productos de calidad y cercanía. “Tenemos buenas materias primas y después trabajamos con algo fijo y también con sugerencias del día. Solemos tener pescados al horno como sargo, rodaballo o por ejemplo estos días hemos tenido san martiño y lubina”.

Los gerentes del Pazo de Canedo, en Ourense.

Desde Celanova

Santiago González celebra más de 30 años al frente de lo que al principio quería que fuera una especia de furancho y se ha convertido en referente. Él es el propietario de O Muíño de Celanova, en la OU-0204, y comenta que “es el segundo que nos dan y se toma con la misma ilusión que el primero. Pienso que al final, todo trabajo tiene su recompensa, y nosotros la estamos teniendo”.

Sobre la clientela dice que “vienen de todos los sitios Vigo, Cangas, Santiago pero también turistas de Estados Unidos y de Europa”. Y bromea riendo que “hay clientes que vienen pero no dicen donde está o donde queda para que no se masifique”.

Para poder comer en el antiguo molino que regenta Santiago hay que hacer reservas si no es misión imposible. Su fama le precede y sus productos agrandan su cocina. “Pues al principio pensamos eso que fuera un furancho así algo fácil de todo, pero a medida que pasa el tiempo te vas poniendo y te pica más el gusanillo y también hacemos platos portugueses, metemos algo de cocina francesa y un poco de todo”.

La pandemia hizo mucha mella y ahora recuperan un poco de calma que el COVID le quitó. A pesar de ello, mantienen las mismas medidas para dar seguridad a sus clientes sin perder ni una pizca de lo que les llevó a ser un “Solete de carretera”. Su cocina, su tradición y sus instalaciones hablan por sí solas.

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