El juzgado de lo Penal 1 de Ourense absolvió a cuatro hombres de un delito de robo con fuerza. Habían sido acusados de entrar en el almacén de una joyería, ubicado en la avenida Buenos Aires, sin llevarse nada de su interior. Los varones –con edades comprendidas entre los 29 y 35 años– se enfrentaban a una petición de condena de 11 meses de prisión por un delito cometido el 19 de octubre del año 2013.

No consiguieron botín alguno aquella noche –eran alrededor de las 23.00 horas– pero causaron importantes destrozos al intentar acceder al local, valorados en un total de 7.670,12 euros. Y uno de los encausados ya había sido condenado previamente a 4 años de cárcel por un delito de robo con violencia.

Según la versión de los hechos que defendía la Fiscalía, los hombres habían actuado de muto acuerdo y acudieron aquella noche al almacén, en el número 91 de la calle mencionada anteriormente, con premeditación. Una vez en el portal, los autores materiales del intento de robo, bajaron al sótano, manipularon el bombín de la puerta de acceso y fracturaron la cerradura de una segunda puerta con cristal de seguridad.

Después, según el ministerio público, los ladrones extrajeron y cortaron los cables del sistema de alarma, que se hallaba en la pared. Además echaron espray en la cámara de vigilancia. Tras tantos preparativos se dispusieron a sustraer las joyas pero no consiguieron nada más que ocasionar desperfectos y enfrentarse a un juicio.

El propietario del almacén entregó las imágenes de la cámara de vigilancia en el mismo momento en que la policía se personó en el establecimiento. Pero tras su visionado en el juicio oral, la jueza recoge en su sentencia que no ha quedado acreditado, “sin ningún género de dudas”, que las personas que aparecían en ellas fueran las mismas que se sentaron en el banquillo de los acusados.

Tampoco consideró como suficientemente incriminatorias las huellas dactilares de uno de los encausados que se encontraron –en un trozo de plástico– en unas escaleras próximas al almacén. al día siguiente del robo. Se basa en que los agentes que las recogieron y analizaron no pudieron determinar cuando prestaron declaración durante el juicio “si eran recientes o llevaban tiempo allí”.