Un hombre de 27 años juzgado ayer en Ourense por pedir imágenes íntimas y hacer comentarios sexuales a una adolescente de la provincia, cuando la joven tenía 15 años, cuenta con 16 procedimientos judiciales contra él en distintas partes de España –cuatro de ellos ya se han archivado, según la defensa–, aunque la cifra puede llegar a alcanzar la veintena. A partir de una primera denuncia, la UFAM de la Policía Nacional encontró en su teléfono chats privados, con conversaciones de índole sexual, con 33 menores entre los 9 y 15 años, entre un total de 980 conversaciones.

Una de ellas era la víctima ourensana. La Fiscalía solicita por este caso concreto una condena de un año de prisión y tres de alejamiento de la víctima, a un mínimo de 300 metros, durante tres años, periodo en el que tampoco podrá comunicarse con ella.

El encausado contactó a través de WhatsApp, entre los meses de agosto y septiembre de 2018, con una adolescente que entonces era menor –15 años–. La acusación pública sostiene que el hombre sabía que la chica tenía esa edad y que procedió a solicitarle imágenes de contenido sexual. El 20 de agosto de 2018, presuntamente le envió un mensaje diciéndole que tenía ganas de tocarse e invitó a la joven a que le “ayudara” remitiéndole una foto en bikini.

La menor le dijo que no podía, porque carecía de datos en el móvil, y el acusado le solicitó que le dijera “cosas; lo que quieras que haga que se me suba”. La perjudicada declaró ayer que sí llegó a enviarle una fotografía, en sujetador y del cuello a la cintura, y que cuando su madre la vio, le quitó el teléfono móvil y la castigó.

"No era más que un simple juego, no sabía que eran menores. En esa época estaba soltero y era para pasar un buen rato, una fantasía pura”

El acusado sostiene que los contactos en chat privado se produjeron después de que fuera agregado a un grupo de Whatsapp en el que, según él, se hablaba de sexo. En cambio, la víctima de Ourense, que también accedió tras ser invitada por un amigo de su edad, asegura que no. “No había nada erótico en el grupo”, manifestó. El chat “tenía unas normas: nada de hablar de sexo, y no se hablaba, teníamos que ser de entre 14 y 17 años, ni más ni menos, no se podía insultar ni ofender a nadie y teníamos que llevarnos más o menos bien”, dijo la perjudicada.

La versión del encausado es que, en dicho grupo –del que según la defensa salieron otros tres hombres procesados en diferentes causas–, se abordaba la cuestión sexual como “fantasías” o “juegos”, y él fingía la edad, suponiendo que los otros participantes también lo hacían. La víctima le dijo que tenía 15 años, subraya la fiscal, pero él asegura que no sabía que efectivamente fuera así. “Pensaba que tenía 17, 18 o 19 años. En el grupo no decíamos la verdad. No era más que un simple juego, no sabía que eran menores”, adujo él.

"No creo que haya hecho nada mal, ni con ella ni con las demás tuve la intención de hacer cosas malas. Quiero pedir perdón si he ofendido a alguien. Nunca he tenido problemas con los juzgados y he tomado conciencia de este tema"

“Era para pasar un buen rato”

“Pensaba que todos éramos mayores de edad, porque soy de esas personas que supone que los menores no tienen por qué tener un teléfono. No tenía por qué desconfiar y pensaba que tampoco estaba haciendo nada malo”, añadió. En su interrogatorio, manifestó que “yo también mentía sobre la edad, dependiendo del día me la inventaba. Simplemente era por diversión y fantasía, un simple juego”.

Según las conversaciones halladas en su móvil, hacía preguntas íntimas y sexuales a las menores. Según él, “en esa época estaba soltero y era para pasar un buen rato, una fantasía pura”. Su intención, respondió a la fiscal, no era “engañar” ni “forzar” a nadie.

La víctima: "Lo primero que hizo fue pedirme una foto mía sin ropa. Al principio me negué pero después de tanto insistir se la acabé pasando"

Sostiene que la adolescente ourensana, al formar parte de ese chat con varios participantes, “también entraba en el juego. Si no, tampoco estaría en ese grupo. Todo el mundo del grupo estaba en el juego de fantasía sexual. Quien no, se salía”. En su derecho a la última palabra, el varón manifestó: “No creo que haya hecho nada mal, ni con ella ni con las demás tuve la intención de hacer cosas malas. Quiero pedir perdón si he ofendido a alguien. Nunca he tenido problemas con los juzgados y he tomado conciencia de este tema”.

Un instante del juicio, con el acusado por videoconferencia. // J. F.

La Policía: "El modus operandi es utilizar el engaño y hacerse pasar por jóvenes de la misma edad que las víctimas. Solicita fotos de alto contenido sexual y manda propias o ajenas para conseguir lo mismo"

La víctima ourensana asegura que el acusado “me habló por privado para ser amigo y yo le dije que sí, que no había problema ninguno. Me dijo que era de mi edad y yo lo creí. Mi madre me había dicho que había que pedir una foto antes de hablar con alguien desconocido y yo lo hice. Me mandó una de un joven con cara de niño, de 16 o 17 años”, recuerda ella.

Afirma que sí dijo al acusado la edad que tenía entonces, 15 años. “Lo primero que hizo fue pedirme una foto mía sin ropa. Al principio me negué pero después de tanto insistir se la acabé pasando”. Según la chica, tenía el sujetador puesto y mostraba la parte superior del cuerpo.

La defensa: "Se está intentando encauzar de forma forzada un juicio moral a un tipo penal. Son roles de fantasía. La gente hace cosas raras, qué le vamos a hacer, pero no podemos entrar en ese juicio moral"

Según declaró ayer un subinspector de la UFAM que investigó al acusado, “el modus operandi es utilizar el engaño y hacerse pasar por jóvenes de la misma edad que las víctimas. Solicita fotos de alto contenido sexual y manda propias o ajenas para conseguir lo mismo. Se finge tener la misma edad, para conseguir contenido mediante el engaño y embaucando”, expuso el policía, por videoconferencia.

“Queda constatado que sabía que ella era menor y, a pesar de eso, le recaba material. Quien no dijo la verdad es él, que manifestó que tenía 17 años”, subrayó la fiscal en su informe.

La defensa, Edgar Camps, reprocha que “se está intentando encauzar de forma forzada un juicio moral a un tipo penal. Son roles de fantasía. La gente hace cosas raras, qué le vamos a hacer, pero no podemos entrar en ese juicio moral. No podemos decir que no haya un reproche moral y que igual podía haber tenido otra actitud, allá cada uno con su moralidad”.

Añadió que “no se le puede dar credibilidad a la víctima, porque a todo lo destinado a perjudicar el acusado dice que sí, incluidas cosas que no están en el chat con él”. Según sus argumentos, en este caso “no hay intención dolosa, ni de engaño ni de querer un mal”.

El tipo penal exige actos encaminados a embaucar para lograr material pornográfico. El letrado dice que una foto en sujetador no constituye esa clase de contenido.