El 8 de marzo de 2020 se confirmaba en Ourense el primer caso de coronavirus y, 14 meses después, el balance de afectados en la provincia alcanza la cifra de 15.564 personas contagiadas, de las que, por desgracia, 417 fallecieron. En más de un año de pandemia a escala global la transformación ha afectado a todos los órdenes de la vida y, con las particularidades y con una mayor apreciación de la naturaleza y del aire libre como valor de libertad, las restricciones han afectado tanto a las grandes capitales como a municipios y pueblos más pequeños.
De las calles vacías tras la declaración del primer estado de alarma, el 14 de marzo de 2020, con patrullas de policías y de militares que en muchas ocasiones recorrían el vacío, a la recuperación de la vida en el espacio público. Primero, a partir de mayo de 2020, con las salidas por franjas horarias, con una mayor libertad durante el verano y con la vuelta a las restricciones a lo largo de la segunda y de la tercera olas, durante el otoño e invierno, en las que los toques de queda establecieron una hora límite para poder permanecer en la calle.
Con la caída del estado de alarma el pasado 9 de mayo, tras seis meses de vigencia, la afluencia ha aumentado en la vía pública así como en el otro lugar fundamental de encuentro: la hostelería. Tras soportar cierres y restricciones durante dos olas de esta pandemia, los bares y restaurantes han visto cómo la actividad ha regresado a un nivel positivo con esta reciente desescalada.
El virus no ha desaparecido, su amenaza sigue presente, pero los pasos hacia el final del túnel dejan estampas cada vez más parecidas a las que añoramos, gracias al esfuerzo de los sanitarios y la ciencia de las vacunas. Esta serie de fotos de Brais Lorenzo narra el año que hemos vivido.
De la tragedia al alivio en los geriátricos
Confinamiento en casa, desescalada por horas, cierres perimetrales y toques de queda. Bares cerrados. El espacio público con un uso limitado. La pandemia nos alejó de los otros y de la calle y de las barras.