Pensaba que era quincalla, pero se trataba de un arma explosiva. Un vecino de 80 años de Montedorramo hizo ayer entrega a la Guardia Civil de Castro Caldelas de un supuesto proyectil de mortero que había recogido en febrero en una chatarrería de Ourense.

El hombre, que acude habitualmente a esa chatarrería para recoger objetos y hacer manualidades con ellos, se dio cuenta tras varias semanas que lo que tenía en el bajo de su casa era en realidad un obús. El equipo de desactivación de explosivos de la Guardia Civil de Pontevedra (Tedax) se desplazó al lugar y, tras analizarlo, procedió a su destrucción.