La hostelería y, de forma aún más acusada los hoteles, están viviendo uno de los peores momentos de negocio en los últimos meses, y son uno de los sectores más afectados, dentro del bucle de cierres y ERTE, que está dejando la pandemia sanitaria del coronavirus en la provincia.

Tras la bonanza generada en 2018 y 2019, por la moda del turismo de interior, que hacia que Ourense comenzar a ser un lugar de interés para miles de viajeros con cifras de turistas al alza e histórica en la provincia, las restricciones han dado un vuelco a las coordenadas del turismo, y hecho mella hasta hacer caer la ocupación hotelera en diciembre pasado, a los 12,7% de ocupación en la provincia.

Una ocupación que a la inversa del patrón de los últimos años, ha empezado a empeorar los que los fines de semana, hasta bajar al 11% de ocupación es decir 11 camas ocupadas los fines de semana por cada cien plazas., cuando en el año anterior a la pandemia las cifras se disparaban precisamente los fines de semana hasta un casi 34% de ocupación por plazas en diciembre, pese a ser un mes de signo familiar.

Sin termas, no hay turismo

Pero además de las restricciones que cercenan la movilidad, por motivos sanitarios, las termas cumplirán un año cerradas en marzo, también a causa de los pandemia.

La oferta de invierno, muy inferior a la estival como es lógico, era de 53 establecimientos hoteleros abiertos en el mes de diciembre de 2019. En diciembre de 2020, un año después, hubo una media de 123 hoteles abiertos en la provincia, es decir 20 establecimientos hoteleros menos funcionando, y el l numero de habitaciones disponibles se redujo ya a 2.546l frente a las 3.049 disponibles en diciembre de 201 en Ourense.

También el número de empleos directos que genera el sector de los hoteles bajo de los casi 600 en diciembre de 2019, , a los 373 empleos en el balance de diciembre de 2020. Es junto con el resto de la hostelería, en especial bares y cafeterías donde se acumulan un mayor porcentaje de ERTE

Las restricciones de movilidad con el cierre del buque insignia de las termas han hecho que más de una veintena de establecimientos de los pocos que ya abren en diciembre hayan cerrado, o clausurado. Los hoteles -balneario también han suprimido cenas de fin de año con paquetes termales.

El número de viajeros totales en Ourense, en diciembre según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística, fue un 70% inferior al de diciembre de 2019, al pasar de los casi 25.000 del último mes de 2019, que dejaron un total de 45.097 pernoctaciones hoteleras, a las 18.000 pernotaciones hoteleras, es decir solo una tercera parte, que realizaron los 9.537 viajeros que se alojaron en hoteles de Ourense hace un mes.

Hoteles como Os Carrís de Cardenal Quevedo, un cuatro estrellas ubicado en pleno centro, es uno de los que ha optado por cerrar los fines de semana, ante la falta de demanda. No es el único. Otros resisten, pero reconocen que la suspensión de bodas, viajes de negocios excursiones, sobre todo de la de personas jubiladas que permitirían mantener mediante convenios el movimiento en los meses de invierno, han hecho “muy difícil” indicaba el propietario de un hotel del centro seguir adelante y buena parte de la plantilla sigue o ha vuelto al ERTE tras la Navidad.