Alberto Rúa desinfecta la mesa desde la que sirve para llevar, en la Praza Maior de Xinzo. | // BRAIS LORENZO

Sin pandemia, la actividad sería frenética estos días en Xinzo. Mañana, día del petardazo, arrancaría el Entroido más largo del mundo, y ese sería el único tema de conversación. Habría aglomeraciones en comercios y mercerías ultimando los detalles de cada traje, acopio de suministros en los negocios de hostelería y restauración, y las familias estarían planchando disfraces, llenando la nevera y preparándose para recibir invitados.

Pero en plena crisis sanitaria, con 221 vecinos contagiados, decenas de confinados y una incidencia acumulada superior a los dos mil casos por cien mil habitantes, Xinzo no está para ‘pantallas’. En la antesala de su no Entroido, suspendido de manera oficial, la villa estrena las restricciones más duras.

Es el único concello de la provincia de Ourense en el que ayer entraron en vigor las medidas especiales que también se aplican en Arteixo y Viveiro. Implican cierre total de la hostelería (que solo puede servir para llevar o a domicilio), reuniones únicamente de convivientes y cierre de gimnasios, salas de juego, bibliotecas y espacios culturales. Además, Ribadavia, Celanova, Porqueira, Trasmiras y Vilar de Santos han pasado a nivel máximo, por lo que permanecen cerrados perimetralmente y la hostelería solo puede servir en terraza (50%). Las mismas normas que ya rigen en Ourense, Barbadás, O Carballiño, Allariz, Verín y Monterrei desde hace una semana.

Sin hostelería ni reuniones sociales, y resignada a perder la fiesta más importante del año y la mayor fuente de ingresos para la economía local, Xinzo amaneció ayer sumida en la pena y la resignación.

“La incidencia que hay, con el municipio cerrado y una lluvia que no para, mira que estampa, esto parece una película de zombis, pero sin zombis”. Alberto Rúa Bolaño, hostelero de la Praza Maior y presidente de la asociación local que agrupa al sector, afirma que la situación “está muy mal”. De los seis locales que hay en la plaza solo tres han levantado la persiana y en toda la zona de vinos, uno.

“La gente hace cuentas y lógicamente no compensa. Ayer Hacienda nos cargó el IVA y muchos no pueden pagarlo o casi no llegan. Los beneficios han sido mínimos, pero el impuesto de los alquileres hay que pagarlo, y hay locales que pagan 100 euros de IVA pero otros que llegan a 700”, lamenta.

“Yo abro porque tengo cafés para llevar y aunque sea poco, vas sacando algo para gastos”, apunta. Por suerte, dice, el comercio sigue abierto y se ha volcado con la hostelería. “Nos están ayudando mucho, algunos hasta piden dos veces en una mañana”.

Después de un año tan malo para el sector, el cierre total es un jarro de agua fría. La tercera ola ha atacado con fuerza a la población de este municipio que inició el año con 39 casos activos y ayer contabilizaba 221. En un escenario así todos asumen que este año el Entroido es imposible, pero el gusanillo está ahí y la sensación es muy extraña. “Con buen tiempo o malo, era una alegría traducida en dinero porque en Xinzo hablamos de un mes de fiesta y ambiente que genera muchos ingresos, no solo para los hosteleros, también para las mercerías, peluquerías, costureras.... Quitarnos esto es el peor de los castigos pero este año nos tocó así y hay que seguir tirando”, dice con resignación Alberto Rúa.

“Esperemos que estas restricciones sirvan, porque el sacrificio y perjuicio para los sectores afectados va a ser grande, ya lo era, pero se incrementa mucho más justo en el mes que se iniciaba el Entroido”, señala la alcaldesa Elvira Lama. La regidora valora el esfuerzo de los vecinos y el compromiso del comercio, que ha adelantado el cierre a las 18.00 horas para favorecer que la gente se quede en casa. “Vamos a poner todo de nuestra parte para reducir la incidencia que nunca imaginamos que llegaría a ser tan alta”, señala. Admite que son días “muy dolorosos” para los limianos por la suspensión del entroido. “Habrá más y volveremos a disfrutarlo pero ahora toca ser responsables”, incidió.

Precisamente ayer el Concello celebró un pleno extraordinario en el que aprobó por unanimidad dedicar todos los recursos posibles, en el marco de los presupuestos de 2021, a ayudar a los sectores afectados por los cierres y limitaciones derivadas de la crisis sanitaria, y una batería de iniciativas que pretenden paliar los efectos negativos de la pandemia en la economía local, entre las que se incluye instar al resto de administraciones (Diputación, Xunta y Estado) a hacer esfuerzos similares.