En una ciudad sumida en las restricciones a causa de la nueva escalada del coronavirus, con la movilidad reducida a lo estrictamente laboral, educativo o sanitario, donde los bares no pueden servir en el interior y no se permiten las reuniones de personas no convivientes, hay razones para salir de casa. Una es el cine. Y no el de palomitas, sino el otro, el que hay que pelear porque las distribuidoras ya no se arriesgan y van a lo seguro, a lo comercial.

Ese cine de circuito alternativo está en Ourense, en la ciudad confinada por el Covid-19, con sesiones gratuitas todos los días, excepto los sábados, en la sala de la Casa da Cultura (antigua biblioteca). Este cine lo programa el Cineclube Padre Feijoo, que este año celebra medio siglo de historia y ha mantenido en pie su programación que conmemora este aniversario con una cartelera de 50 películas hasta el 22 de diciembre.

Los protocolos Covid, que implican desinfección y ventilar la sala, han reducido de tres a dos las sesiones diarias (18.00 y 21.00h), y el aforo, normalmente de 112 butacas, se queda en 30 porque el cineclub ha preferido ampliar la separación para reforzar la seguridad. “Estamos muy contentos porque tenemos público y esto es prueba de que todo el sector cultural están demostrando rigor a la hora de cumplir las normas”, explica el presidente, Manuel Precedo, “llevamos un tercio de la programación y no ha habido ningún contagio”.

Esta semana están programadas “El bígamo”, de Ida Lupino, hoy lunes; mañana “Cabaret”, de Bob Fosse, director que protagoniza el documental del miércoles, “El hombre de la cámara”, de Dziga Vertov; “La historia oficial”, de Luis Puenzo, el jueves, y el viernes “Bienvenidos a Belleville”, de Sylvain Chomet.