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La vida nómada de un enfermero ourensano

Pablo Campos lleva tres años viviendo en una furgoneta camperizada

Pablo Campos y Hummer en su caravana. // FDV

¿Vivir en una caravana? En la libreta de Pablo Campos (1992) pesaban más los pros que los contras. Tenía más peso la libertad, su afán de conquistar atardeceres, su sociabilidad colectiva y dormir en lugares donde pocas personas llegan, que el resto de anotaciones en la otra parte de la libreta. El ourensano vive en una furgoneta camperizada por una decisión personal de "salirse del rego", pero también por un aspecto laboral. "Soy enfermero y la verdad que por los contratos que tengo en el Sergas unas veces me toca en un sitio y otras en otro, compré una furgoneta y al hacer cuentas me di cuenta que ahorraba mucho al año. Ya solo el piso...".

La precariedad en la contratación del Sergas lleva a definir su vida nómada como "increíble". Su primera huella en el mundo cámper fue en un viaje al Algarve. "Vi que eso era otro mundo". Y añade que "en 2017 la empecé a preparar con idea de escapadas de fines de semana así. Pero un día me dieron un contrato en Melide y me fui para allí a dormir con la furgoneta. No tenía nada ni estaba preparada pero puse un colchón y dormí allí. Después me dieron otros tres días en Rianxo y también me fui con la furgoneta y me di cuenta que realmente tenía el piso que no me servía, prácticamente, para nada porque poco paraba en él y si a eso le sumaba la gasolina se incrementaban los gastos".

Calculadora en mano y con libertad, empezó a acondicionar la furgoneta. "Lo hice en dos fases. La primera sirvió para poner el aislamiento, para instalar las infraestructuras básicas y meter una cama y una mesa. La segunda ya necesité ayuda e hice lo que se llama la 'camperización', le puse fregadero, baño y más cosas como enchufes, un microondas o una nevera".

Tiene todo tipo de lujos: televisión, hornillo, sofacillos y también un plan de datos para sobrevivir y trabajar. "La gente suele mostrar bastante interés por la forma de vida que tengo. Alguna vez me hablan con curiosidad para conocer más mi forma de vida. Vives mucho más fuera de la furgoneta que en ella. Muchas veces es un refugio móvil en el que puedes ver paisajes y dormir en sitios en los que muy poca gente llega", añade.

Hummer

Hummer es un golden retriever y un compañero inseparable. "La verdad que donde voy yo, él allí está. Es una pasada la capacidad que tienen para hacerte sentir bien después de un día duro o de sacarte una sonrisa cuando no estás bien. Disfrutamos los dos en cualquier lado", dice Pablo. Cuando va a trabajar, "intento acercarme cada poco a la furgoneta si el trabajo me lo permite, pero si trabajo en una ciudad intento dejarlo con mi familia y amigos durante el turno. Siempre hay candidatos", dice riendo.

Capturó la costa portuguesa, soñó en Porto do Son y tocó las estrellas en la noche del Ézaro. Nunca tuvo malas experiencias y tiene la furgoneta llena de amaneceres y atardeceres. Galicia tiene zonas para caravanas, pero Portugal le lleva ventaja. "El sector se está adaptando y esta forma de vida cada vez va a más y está más regulada, pero hace falta seguir avanzando", confiesa.

Como él, que sigue circulando para cumplir su cuarto año en una libertad diaria.

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