En el mercado de la vivienda no existe ninguna regulación y dentro de la oferta y la demanda los propietarios y las inmobiliarias ofrecen arrendamientos en función de la solicitud que pide la gente. Uno de los propietarios consultados, que evita dar el nombre, advierte que "yo no tengo ningún problema con los perros, ni con ninguna mascota, pero mi piso es un piso nuevo y no quiero que pase nada. Nunca pasó nada y la desconfianza que te genera, es enorme. También tengo que decir que hay alguna gente que tiene la mascota en el piso sin que el dueño se entere, que eso ya me parece muy fuerte". Admite que "tengo miedo que le pase algo al piso".

Las inmobiliarias son las encargadas de ofertar diferentes opciones para aquellos que se emancipan y en Ourense hay una gran variedad de pisos para alquiler, pero que limitan la entrada a la nueva concepción de "familia". Las inmobiliarias consultadas advierten que "están en todo el derecho de aplicar los filtros o condiciones que deseen porque ellos son los propietarios y ellos ponen las cláusulas". Confiesan que "hay propietarios que se han encontrado con el piso destrozado después de dejar entrar a una persona con un perro, pero también hay casos en los que no pasa nada".

Las malas experiencias vividas o la desconfianza son los principales culpables de la falta de alquileres para propietarios de perros. Ni la contratación de un seguro particular aviva las ganas de los propietarios de pisos de abrir más el abanico a que las mascotas entren en los pisos de alquiler.