Según Juan Antonio Añel, la orografía en valle de Ourense y las condiciones climáticas de la pasada semana, pudieron incidir en esos picos de contaminación por partículas en suspensión. Unas partículas de diferente origen, desde biogénico hasta relacionadas con el parque móvil diésel de la ciudad, que habría que analizar.

No obstante entiende que por esa configuración en valle los parámetros son cambiantes. "Puede haber un índice alto de ozono a ras del suelo en el parque de San Lázaro, por ejemplo, y en lo alto de la torre que está al lado, un aire limpio. Igual ocurre entre una posible medición en Gómez Franqueira, o en el Botánico de Montealegre, por estar en una cota más alta", explica Añel. En el caso de Ourense hay dos estaciones medidoras, la de la Xunta en Gómez Franqueira y la del Concello en la Alameda, pero que ahora no cumple su función pues está "apantallada por el edificio provisional de los placeros", advierte Añel.

Afirma que "los concellos se limitan a cumplir la ley, que exige instalar una de esas estaciones en ciudades de más de 100.000 habitantes, pero no son de monitorización de calidad del aire, pues sería más costosas y los concellos invierten lo justo para cumplir la ley".

En el momento en el que los portales de meteorología estatales dieron los peores parámetros de calidad del ICA en la ciudad "no corría el aire, y esas partículas se fueron acumulando posiblemente durante horas. Pero precisamente por esos cambios contantes de la calidad y contaminación en una ciudad con orografía de valle, en Ourense hay que ubicar más estaciones de monitorización de calidad del aire, en otros puntos de la ciudad en los puntos más altos y en otras zonas urbanas", propone este científico de la Universidad de Vigo.