Más de 500 asistentes a la tercera Romería Internacional de Abanca, y más de medio millar de historias de gallegos, que abandonaron sus localidades natales, para probar suerte en el extranjero.

Uno de ellos, Leonardo Domínguez, natural de O Carballiño, tomaba ayer asiento con su mujer en una de las mesas del claustro del monasterio de Celanova con expresión satisfecha. Este carballiñés lleva "más de 48 años viviendo en Panamá", pero vuelve cada verano a su pueblo: "Me gusta visitarlo porque guarda recuerdos muy especiales de mi infancia", aseguraba. Así, ayer aprovechaban su estancia de cuatro meses en Galicia, para participar en el acto de Abanca en Celanova. El resto del tiempo "andamos de paseo por todas partes y vamos un poco a la playa", resumía.