Más de 2.000 alumnos de 26 centros de enseñanza de la comarca de A Limia rinden homenaje a Carlos Casares -el autor al que la Real Academia le ha dedicado el Día das Letras Galegas de este año-, mediante la realización de lecturas, dibujos, relatos y audiovisuales. La programación fue presentada ayer por el Centro de Cultura Popular do Limia, Museo da Limia y la Fundación Carlos Casares, entidades representadas por Xosé Antón Jardón Dacal y Delfín Caseiro. El director de la entidad recreativa y hermano del escritor, Javier Casares, no pudo asistir al acto por problemas personales.
Los alumnos de primaria empezaron a trabajar en el mes de noviembre de 2016 con las obras A galiña azul, As laranxas máis laranxas de tódalas laranxas, O galo de Antioquía, O can Rin e o lobo Crispín, Este é Toribio, Toribio contra o profesor Smith, Toribio e o contador de contos, Toribio ten unha idea, Toribio revoluciona o tráfico, Lolo anda en bicicleta e Un pobo xigante.
Los alumnos de enseñanza secundaria de A Limia están leyendo Vento ferido, Cambio en tres, Xoguetes para un tempo prohibido, Os escuros soños de Clío, Ilustrísima, Os mortos daquel verán, Deus sentado nun sillón azul, O sol do verán y Un país de palabras.
Participan los CEIP de Baltar, Os Blancos, Nosa Señora do Carme de Calvos de Randín, Vicente Risco de Cualedro, Carlos Arregui de Rairiz de Veiga, Sandiás, Sarreaus, Vilar de Barrio, Carlos Casares de Xinzo, Rosalía de Castro de Xinzo y Padre Crespo de Xunqueira de Ambía, junto a los IES Cidade de Antioquía y Lagoa de Antela.
Los alumnos que hagan trabajos, basados en alguna de las veinte obras seleccionadas de Carlos Casares, pueden participar en el concurso organizado por las tres entidades que promueven este tipo de actividades.
Delfín Caseiro destaca que la conformación de Carlos Casares como "gran escritor tiene como base el gallego que se habla en la comarca de A Limia", uno de los espacios del territorio gallego en el que "se conserva mayor número de hablantes".
Pero resalta además que Casares "ha aprendido el arte de contar escuchando a su abuelo y a su abuela paterna en Lamas, donde pasó muchos días de su infancia y de su adolescencia. El abuelo fue el maestro de Carlos Casares como narrador. Contaba de la misma forma que llegó a contar y a escribir luego en su obra el autor homenajeado". También ha utilizado como referencia el realismo de su padre y la mente fantasiosa de su madre en Un país de palabras.
