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El servicio forense de Ourense ha examinado en varias ocasiones al asesino, la última ayer. // Iñaki Osorio

Los forenses finalizan las pruebas al asesino del hospital y dirán si tiene facultades para ir a juicio

Aniceto Rodríguez volvió a ser examinado ayer y los expertos informarán si el ictus que sufrió después del crimen le afectó a la memoria o le impide someterse a un proceso

Meses de exámenes médicos no han sacado a la justicia de la duda sobre el estado de salud para ir a juicio del asesino del hospital, Aniceto Rodríguez Caneiro, que el 8 de mayo acuchilló a su esposa cuando se recuperaba en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO) de un ataque previo en el domicilio conyugal. Todos los indicios apuntan a él como responsable del crimen de Isabel Fuentes, pero su estado deja en el aire que pueda sentarse en el banquillo.

Sorprendido por un vigilante con el arma del crimen, con la que después intentó suicidarse, el proceso parecía encaminado. Pero el ourensano, de 76 años, tuvo que ser intervenido hasta en dos ocasiones y sufrió un ictus que le dejó secuelas físicas y puede que también mentales. La magistrada de instrucción pretende que los expertos forenses aclaren por escrito si el septuagenario puede ir a juicio o no conserva sus facultades. La última prueba prevista tuvo lugar ayer en la consulta del Instituto de Medicina Legal (Imelga), en Ourense.

El proceso de valoración se estiró más de lo pensado. Ya en diciembre se fijaron fechas para hacer pruebas y entrevistas al investigado, pero no fueron suficientes para que los médicos y psicólogos del Imelga llegaran a una misma conclusión. Ahora deberán plasmar en papel sus apreciaciones. A continuación, las partes -la Fiscalía, la familia de la víctima y la Xunta, también personada- decidirán si el pronunciamiento les convence, o solicitan una segunda opinión.

Consta su historial, hubo un primer informe del servicio forense, estudios clínicos en el hospital de Pontevedra e indisposiciones en sus intentos de interrogatorios, pero de momento no hay certezas para que la justicie resuelva. El autor del crimen de Isabel Fuentes, acuchillada el 8 de mayo cuando se recuperaba en la cama del hospital de un primer ataque en el domicilio, sufrió un ictus después del asesinato que le paralizó la mitad del cuerpo y que pudo haber afectado a su memoria. Los síntomas de esta dolencia pueden remitir pasado incluso un año pero, con el tiempo transcurrido, se considera que su estado está estabilizado y es posible determinar con acierto el estado neurológico del investigado.

La lesión cerebro vascular es compatible con que le hubiera afectado a la memoria, han reconocido los médicos. Además, tiene una merma psicofísica y dificultad de movimiento del brazo izquierdo y, sobre todo, derecho.

El Imelga, servicio legal al servicio de los juzgados, tiene que pronunciarse en términos de imputabilidad y capacidad procesal. Es decir, si el asesino del hospital de Ourense conserva las facultades para entender los cargos en su contra, si sus problemas de memoria están justificados o son selectivos, si recuerda lo sucedido antes, durante y después de los hechos; en definitiva, si conserva facultades para sentarse en el banquillo.

Podría enfrentarse a un asesinato y a otro posible delito de tentativa homicida, por una agresión en el domicilio conyugal que dejó a la mujer en coma, y que él trató de disfrazar de un robo. La Guardia Civil lo descartó y pidió investigarlo, pero la juez de Verín no vio un caso machista. Todo está en mano de los forenses, aunque es de esperar que las partes pidan una segunda opinión médica en función de los resultados

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