Varios grupos de osados bañistas desafiaron ayer al frío polar despojándose de sus ropas y sumergiéndose en las aguas de la piscina termal de As Burgas. Su presencia, en traje de baño, horrorizó a muchos de los que por allí pasaron pero ellos, sobradamente relajados, miraron para otro lado: "Qué mejor manera de combatir el frío, que un baño caliente", resuelve una madre que disfruta con su hija de la gélida tarde de domingo apostando por un plan nada habitual.

La predicción no falló y Ourense, en alerta amarilla durante la madrugada y primera hora de la mañana por temperaturas inferiores a -6 grados, registró las mínimas de Galicia en la montaña oriental. A Veiga y Manzaneda alcanzaron los -9,3 grados y no llegaron a valores positivos en toda la jornada. De hecho, solo lograron subir cinco grados en el termómetro, disparando el consumo de calefacción y leña en la zona.

También en Carballeda de Valdeorras, donde la mínima fue de -8,4 grados, la temperatura se mantuvo todo el día en negativo, con una máxima de -3,1. La alerta amarilla por frío se ha mantenido para esta madrugada, por lo que es probable que estas localidades de la montaña interior se mantengan más de 48 horas en valores negativos. Mañana las mínimas comienzan a subir, aunque ligeramente, por lo que se esperan horas desapacibles en la zona oriental y riesgo por heladas. Incluso esta tarde podrían registrarse nevadas en cotas por encima de los 700 metros.

Con todo, la capital de As Burgas fue la única localidad en la que el termómetro no llego a bajar ayer de los cero grados, concretamente, se quedó en 0,2º, alcanzando una máxima de 9,6 en las horas centrales de la tarde en las que llegó a lucir el sol.

Aprovechando que el Concello de Ourense ha decidido ampliar a febrero la gratuidad en el uso de la piscina termal del casco histórico, son cada vez más los ourensanos que eligen este espacio para disfrutar no solo de las propiedades de las aguas mineromedicinales, sino de la sensación de darse un baño en pleno invierno. La afluencia de bañistas en esta piscina ha aumentado desde que en enero el Concello las abrió de forma gratuita, coincidiendo también con el anegamiento de las pozas del Miño.