El accidente que ayer costó la vida a Antonio Díaz se suma a otros cuatro registrados en Ourense en el último año, siendo este el tercer fallecimiento. El 22 de julio de 2004, el piloto Diego Tomás Scodeller García, de 29 años y natural de Buenos Aires aunque vecino de Madrid, perdía la vida al estrellarse con su avioneta en el lugar de Magros, a tres quilómetros de la base de Beariz. La caída de la aeronave provocó una explosión que originó un nuevo incendio en la zona conocida como Marcofán. La nave quedó totalmente calcinada.

Al igual que la avioneta accidentada ayer, ésta también pertenecía a la compañía Martínez Ridao. El informe elaborado por Aviación Civil descartó fallos en la nave.

Diez días después se registró un nuevo siniestro en Trasalba, cerca de Ourense, en el que los seis ocupantes de un helicóptero de la Consellería de Medio Ambiente salvaron milagrosamente la vida.

El aparato se estrelló contra el suelo cuando intentaba aterrizar en un prado en el que otra brigada esperaba el relevo. La falta de visibilidad por el incendio forestal registrado en la zona provocó el choque del patín del helicóptero con el tendido eléctrico.

El 26 de agosto de 2004 se registró el tercer accidente, sin víctimas mortales, en el depósito de agua de Beariz. El piloto de la avioneta era José Manuel Maroto, que se vio obligado a hacer un aterrizaje forzoso por un doble fallo en el sistema de frenos. El mismo piloto sufrió un nuevo accidente el pasado 7 de julio a 300 metros de la base de Beariz que se saldó con el trágico fallecimiento. En ambos casos pilotaba una avioneta Dromader, de Martínez Ridao.

El conselleiro Alfredo Suárez Canal quiere poner en marcha medidas de mejora para "preservar a vida das persoas que traballan na extinción".