Año bisiesto

Pedro Regojo Otero

Pedro Regojo Otero

Este año 2024 es año bisiesto. Quiere decir que el mes de febrero en vez de tener 28 días tendrá 29.

Esto se hace cada cuatro años con el fin de corregir un desfase de la Tierra con respecto al Sol porque si no lo hiciéramos llegaría un momento en que celebraríamos en nuestro hemisferio norte la Navidad en verano. Tendremos un día más este año 2024 y nos ha de animar a crecer en lo más importante en la vida que es el amor.

Las cifras que nos dan sobre la plaga moderna que es la soledad son desoladoras.

En España hay cinco millones de personas que viven solas y esto es nuevo, pues hace setenta años cuando un padre o una madre se quedaba solo la mayoría de las veces iban a vivir a casa de uno de sus hijos.

Mi padre, José Regojo, contaba que en su pueblo de Fermoselle era costumbre acompañar al padre o a la madre al asilo de ancianos y al llegar a un alto en que se divisaba el pueblo se paraban para ver por última vez su pueblo.

Uno de los hijos dijo: “Yo no quiero que cuando sea anciano me lleven al asilo. Padre, me lo llevo a vivir conmigo”.

Hace unos días fuimos a visitar a un amigo que estaba en una residencia de lujo de esta ciudad. La alegría y agradecimiento que nos mostró fue indescriptible. Hicimos el propósito de visitarle con más frecuencia.

Creo que sería bueno que al filo de un año bisiesto, más largo, hiciéramos el propósito de visitar con más frecuencia a nuestros familiares y amigos que están en una residencia o solos en su piso.

Todos tendemos de boquilla a hacer un mundo mejor.

Pero hay que concretar y no quedarse en lamentaciones que no sirven para nada.

No es válida la teoría del “ojalá”: ojalá fuera joven, ojalá fuese una persona madura o que fuese una persona más anciana.

Hay que hacer y estar seguro de que cualquier edad es fantástica para vivir el amor.

La vida pasa y es como dice Calderón de la Barca: la vida es un sueño.

Despertemos del sueño y salgamos de nuestra zona de confort; actuemos y seamos coherentes con lo que pensamos y somos.

La vida para los que pasamos de cierta edad nos parece breve.

Aprovechemos la vida, que es un don de Dios, y reflexionemos que no hay tiempo para dormirse y no nos olvidemos de aquellas palabras de san Juan evangelista que decían: “Al final de la vida nos examinarán del Amor”.

*Miembro Club 55