Tenía razón mi cuñada cuando me dijo aquello de que si su perro mordiese a alguien, se sentiría responsable de a quién o a qué muerde, ya que es evidente que el código penal no puede castigar a los animales de compañía por sus hechos y por ello, llegado el caso, castigaría a sus dueños. Es decir, está bien que asumamos las consecuencias legales de sus actos ya que los animales no pueden defenderse “per se”. Pero la pregunta que tenemos que hacernos es, si es correcto que nos sintamos culpables por ello. Y particularmente creo que no. Lo mismo sucede por ejemplo cuando se vota. Nadie debería sentirse mal por haber depositado su confianza en alguien que después hace todo lo contrario de lo que ha dicho que iba a hacer, miente, engaña, conspira, malversa o todo a la vez. En realidad nadie ha elegido a Sánchez de forma directa. Ahora sí, exijamos responsabilidades, porque, aunque se les haya olvidado ponerlo en la ley de protección animal, los políticos sí que pueden defenderse por sí mismos. Y démonos prisa, antes de que cambien la ley que les juzgaría y al final no se quede más que en unos simples desórdenes públicos.