La industria química es un sector que genera empleo de calidad y riqueza en las comunidades donde está instalada. Un sector industrial importante para Galicia es el de la transformación de la madera, un recurso renovable y gestionado de forma sostenible. En este sector, empresas como ENCE, en Pontevedra, juegan un papel importante en la cadena productiva donde, en Galicia, ha activado el sector forestal y maderero.

La producción de celulosa de ENCE, autosuficiente energéticamente y libre de cloro, permite que otras empresas puedan fabricar papel. Además, el compromiso con la protección ambiental de ENCE ha permitido un aumento en las actividades de marisqueo a través del incremento de la productividad y calidad del banco de Os Praceres, junto a la planta. En su entorno, actualmente, hay siete playas con el distintivo de Bandera Azul.

Este compromiso con el medioambiente de ENCE ha ido más allá de cumplir con la normativa legal, de ahí que su planta de Pontevedra esté adherida, voluntariamente, al Sistema Europeo de Ecogestión y Ecoauditoría (EMAS) y haya sido reconocida por su desempeño medioambiental con la Distinción Oro de la Comisión Europea en 2019. También ha recibido el certificado medioambiental “Residuo Cero” de AENOR por su eficiente gestión y valorización de residuos. Este esfuerzo en la protección ambiental permite que la celulosa producida en Pontevedra cuente, desde el 2014, con la exigente etiqueta ecológica Nordic Swan.

Otra prueba más del compromiso ambiental de ENCE es su posición en el ranking de Sustainalytics como “empresa más sostenible en su sector”. Esta referencia es utilizada por los fondos de inversión para valorar el riesgo en empresas donde valora la gestión ambiental, social y corporativa.

Todos estos reconocimientos independientes acreditan que ENCE no solo es un modelo de gestión empresarial, sino también de gestión medioambiental. Y esto no es una opinión, es un hecho. Por eso difícilmente se entiende el acoso y el estado de inseguridad jurídica a la que está sometida la planta de ENCE en Pontevedra. Esta circunstancia no solo es perjudicial para la planta, lo es también para Pontevedra y para Galicia. Cerrar ENCE es poner barreras a la inversión en Galicia. Sería señal inequívoca para que otras industrias eviten establecerse en nuestra Comunidad. Nos lleva a un empobrecimiento industrial. Al final perdemos todos y pierde Galicia. Los gallegos debemos defender este tipo de industrias que, como ENCE, no solo se preocupan por los dividendos, sino también del cuidado del entorno.

* Decano del Colegio Oficial de Químicos de Galicia