El silencio es necesario en un mundo en que vamos de cráneo y no paramos. Puede ser bueno o malo. En nuestra querida España hay mas de cinco millones de mayores que viven solos. Este silencio es malo.

Pero hay un silencio que es bueno... Cuando uno se recoge durante unos minutos y reflexiona y mira para adentro, para los creyentes muchas veces es oración. Para los no creyentes es reflexión y tiempo para llenarse de aire fresco y neutralizar la vida de locos que vivimos.

Los momentos de silencio son el secreto de una vida fecunda y eficiente, pues así evitaremos el atolondramiento.

Tenemos el peligro de ser como unas bolas de billar que van de un lado a otro sin ningún sentido. El silencio interior nos hace pensar y reflexionar en temas vitales como nuestro trato con Dios. Él nos amó primero y después a través de su Hijo muriendo en un patíbulo.

El silencio es un tiempo necesario para examinar nuestro comportamiento con nuestro cónyuge, familia y con nuestros amigos. Es necesario reflexionar y examinarnos.

La generosidad es una obligación para todos, si no, uno no puede recoger. Los egoístas creen que lo bueno es recibir... siendo lo bueno el dar.

Cuando uno tiene un corazón bueno y noble disfruta dando y si al mismo tiempo recibe esta en la antesala del paraíso.

Si nos dejamos ir podemos convertirnos en unos pequeños monstruos y eso ocurre cuando somos niños, adolescentes, adultos o cuando somos mayores.

Es necesario la reflexión y el silencio, hay que tener la cabeza bien amueblada y saber a dónde ir, que dicho tan verdadero como aquel que dice “¡ningún viento es favorable para aquél que no sabe a dónde ir!”.

Por eso es necesario el tiempo de silencio para reflexionar para llegar a buen puerto. En definitiva, es la historia de nuestra vida.

Este año con tantas olas de pandemia tenemos el peligro de perder el norte, y no ir al puerto que deseamos.

El silencio que necesario es para enriquecer nuestras vidas, crecer por dentro. Qué vulnerables somos cuando nuestro interior está falto de base y de principios, las contradicciones no faltarán pero no podemos ser unas veletas que nos orientamos según el viento.

Por eso el silencio nos hará corregir el rumbo. La bondad que nace del amor nos hará hacernos todo terreno y nos hará fuertes y felices, y sobre todo nos hará crear un mundo que borre la crispación consecuencia de una vida alocada.

Silencio, silencio, silencio.

*Miembro del Club 55