La reciente ley de la eutanasia no es sino otro paso más allá en la cultura de la muerte que este Gobierno y, antes, otros ejecutivos socialistas, se han empeñado en inculcar a la sociedad.

Hace años fue la ley del aborto la que abrió la puerta a la matanza de niños no nacidos. Después llegó la fecundación in vitro, donde el respeto por la dignidad y la vida humana es absolutamente inexistente y, ahora, como con el coronavirus no se ha logrado el objetivo de eliminar de la sociedad a todos los elementos que son una “carga”, se despenaliza la eutanasia.

Que nadie se lleve a engaño, al igual que sucedió con el aborto, que –en principio– había que cumplir unos requisitos para someterse a un aborto, el supuesto de “riesgo psíquico para la vida de la madre” fue un coladero por el que cada año morían cien mil niños hasta que llegó el aborto libre. Todo ello ha supuesto el monto de más de dos millones de españoles abortados. Aquello que prometía ser “una protección legal a la mujer que se viera en una situación desesperada”, se ha convertido en un anticonceptivo más. Lo mismo sucederá con la eutanasia, lo que se supone que debería ser ofrecer un espacio jurídico determinado que ofrezca las garantías necesarias hacia una 'conducta compasiva', se convertirá en otro coladero más por el cual los viejos, los incapacitados, los impedidos y, en definitiva, los “inútiles” que no aportan nada a la sociedad serán “eliminados” bajo el amparo de esta ley. Porque a pesar de que se supone que la ley exige que se firmen dos documentos de “instrucciones previas” por el cual un paciente solicita la “prestación de ayuda a morir” (espinoso eufemismo donde los haya), también la ley se reserva una carta bajo la manga que apunta a una posible “incapacitación” del paciente por lo cual, el médico puede considerar que el solicitante no puede otorgar el consentimiento informado por pérdida de capacidad, en cuyo caso, es el médico o un responsable del paciente el que puede otorgar dicho consentimiento.

Y ahí es donde nos van a “colar” todas las muertes por “compasión”. Siniestro panorama se nos presenta. Tengamos miedo.