La visión de la pobreza remueve conciencias y provoca, especialmente hoy unido a la enfermedad, una sensación de injusticia social que compensaríamos sacando de donde sobra para ponerlo donde no hay . Igualdad en la que el hombre agotaría existencias y produciría solo las necesarias para sobrevivir al carecer de la ambición del premio al esfuerzo; conllevaría renunciar al arte porque no contribuye a una sociedad más rica sino a una sociedad mejor; el justo equilibrio en el reparto estaría condicionado por la injusta valoración de los méritos en su elaboración y conduciría al hastío social por monotonía; a la frustración generada por tener que renunciar a la ilusión de la suerte y a la recompensa de las capacidades personales en pro de una justicia social compensada con sobrevivir pero no recompensada con vivir mejor.