Financiación autonómica: una ventana de oportunidad

Santiago Lago Peñas

Santiago Lago Peñas

Se está hablando estos días sobre un posible acercamiento entre el Gobierno y el PP gracias al cual se podría normalizar la situación del Consejo del Poder Judicial y la financiación autonómica. Sin duda, sería una magnífica noticia que ese acuerdo se produjese; y que pudiésemos avanzar como país, ajustando y mejorando piezas por doquier: sin ajustes continuos, hasta el mejor diseño colapsa. Y la realidad es que, por distintos motivos, llevamos más de una década con escasas reformas de calado.

Si nos centramos en los dineros autonómicos, es verdad que existe un factor que anima al PP a impulsar el acuerdo y la reforma. Las tres comunidades hoy infrafinanciadas en términos comparados y que, en buena lógica, deberían ser las más beneficiadas por una reforma son la valenciana, Murcia y Andalucía. Las tres gobernadas hoy por el PP. Además, Murcia y Comunidad Valenciana tienen un problema serio con el FLA y requieren una reestructuración de deuda que pasa también por acuerdos multilaterales.

Sin embargo, no se pueden orillar los factores en contra. Destacaría dos. El primero es que la Generalitat tiene en la cabeza un modelo financiero para Cataluña difícil de encajar en el régimen común sin generar una transformación radical. Y ya sabemos que en la historia de la financiación autonómica domina la inercia y el cambio gradual. El segundo es que el margen financiero es limitado. En 2024 comienza el ajuste fiscal a escala agregada. Con una dinámica de la recaudación impositiva menos expansiva que en 2022 y 2023, la capacidad de poner muchos recursos adicionales encima de la mesa es limitada.

Objetivamente, desde un punto de vista financiero la reforma es más difícil que hace un año. Confiemos en que los nuevos factores políticos compensen en la ecuación y 2024 sea, por fin, el año de la reforma.

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