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Duran

60 años de la crisis de los misiles de Cuba

La perspectiva desde un presente incierto

La frase pronunciada por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el pasado jueves 6 de octubre corrió como la pólvora por todas las agencias de noticias del planeta: “Es la primera vez desde la crisis de los misiles de Cuba que hay una amenaza directa del uso de armas nucleares”, dijo, añadiendo que ello podría llevar a un “Armagedón”.

¿Cómo fue esa crisis a la que hace referencia Biden? ¿Se estuvo realmente cerca de un conflicto nuclear? La crisis empezó en abril de 1961 en un par de playas en donde se produce un desembarco de fuerzas cubanas en el exilio en una operación patrocinada por la CIA. Kennedy, estaba recién estrenado en la Presidencia y, en realidad nunca vio con buenos ojos el desembarco. Al final se deja convencer, pero a base de reducir, al máximo, el apoyo naval y aéreo. Sin el mismo la operación estaba destinada al fracaso. Fracaso que, además, se produjo en todos los sentidos, porque ni se pudo disimular la organización estadounidense, porque el desembarco se saldó con más de un centenar de muertos y con un millar de prisioneros y porque sembró el terreno para que los líderes cubano y soviético, Castro y Kruschev, respectivamente, llegasen a un acuerdo para desplegar misiles nucleares en Cuba.

El 14 de octubre de 1962 un avión espía U2 estadounidense fotografía la construcción de rampas de misiles en la isla. Comienzan así 13 días de infarto, de los que se cumplen ahora sesenta años, días en los que se rozó el desastre y en los que “in extremis” Kennedy, siguiendo el consejo del exembajador en la URSS Thompson, consigue encontrar una salida honorable para Kruschev y llega a un acuerdo. A cambio de retirar los misiles de Cuba no habrá nuevo intento de invasión de la isla y retirará los misiles estadounidenses de Turquía. Para los cinéfilos, la mejor película que a mi juicio se ha hecho sobre esta crisis es “Trece días”, de Roger Donaldson y con Kevin Costner de protagonista.

¿Fue una situación realmente arriesgada? Creo que esto ningún historiador lo pondría hoy en duda. El mundo estuvo entonces muy cerca de un desastre nuclear. Los halcones en el gobierno de JFK y en su cúpula militar presionaron al Presidente para que ordenase una invasión inmediata de Cuba en el convencimiento de que los misiles no estaban todavía operativos. Con el tiempo se supo que había algunas armas nucleares tácticas que hubiesen sido detonadas en caso de invasión. Además, en esta crisis Kruschev guardaba otro as en la manga, ya que había enviado a Cuba cuatro submarinos de la clase Foxtrot con armamento nuclear y con cierta autonomía de la oficialidad para usarla. De hecho, tiempo después, los capitanes de estos submarinos reconocieron que estuvieron a punto de utilizar los torpedos con cabezas nucleares cuando tres de ellos fueron interceptados por la marina estadounidense.

“¿Es comparable a la crisis actual? Hay alguna que otra semejanza (riesgo nuclear) pero bastantes diferencias”

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Contemplando estos hechos desde la perspectiva de estos días cabe la pregunta: ¿es comparable a la crisis actual? Hay alguna que otra semejanza y bastantes diferencias. La semejanza más clara es que tanto entonces como ahora existe el riesgo de llegar a una escalada nuclear. Más allá de las amenazas de Putin y de las declaraciones de Biden, (matizadas posteriormente por el portavoz de defensa Todd Breasseale), la mayor parte de los expertos coinciden en que si bien no hay indicaciones de la inteligencia occidental que señalen un uso inminente, el riesgo existió entonces y existe ahora.

La segunda similitud es que, en ambos casos, una potencia ha pretendido defender el “statu quo” en una zona que considera de su influencia. En el primer caso a través de una invasión fallida primero y un bloqueo naval después y en el caso actual por dos invasiones, (no olvidemos la de Crimea en 2014) y la anexión ilegal de una serie de regiones orientales de Ucrania, además de la propia Crimea.

Diferencias. La primera es obvia. La URSS de entonces con los países del pacto de Varsovia era más poderosa que la actual Federación Rusa, las alianzas y los actores internacionales también son distintos. La segunda gran diferencia es que en 1962 existieron canales de comunicación directos, como el del corresponsal de ABC News, John A. Scali con el agente del KGB Aleksander Fomin (o Feklisov, su nombre real) o entre el Fiscal general Robert Kennedy y el Embajador soviético, Anatoly Dobrynin. Estos canales directos para intentar llegar a una salida aceptable entre Rusia y EE UU o no existen o se desconocen y la intermediación voluntariosa del presidente turco, de momento, no esta dando resultados. Otra gran diferencia es que, tras el fracaso de bahía de Cochinos, se volvió a una situación de guerra fría, a pesar que durante la crisis se derribó un U2 estadounidense y el incidente con los submarinos ya relatado, fue una crisis que duro solamente 13 días. En la actualidad se trata de una guerra en caliente en donde todos los días hay víctimas militares y civiles, en donde existen graves vulneraciones de derechos humanos por parte, posiblemente, de ambos, pero claramente del agresor y es un conflicto que dura desde febrero y que puede aún alargarse en el tiempo produciendo mucha mayor destrucción y dolor, con lo cual, la situación puede llegar a ser más volátil y peligrosa y más difícil el alcanzar soluciones. Por último, en la partida entre Kennedy y Kruschev, este último sabía que, si perdía en el acuerdo alcanzado, le costaría el puesto, como fue así, pero llegó a anciano. En la actualidad cualquier acuerdo parece muy lejano y el presidente ruso no tiene, en estos momentos, ninguna salida. Lo que también convierte la situación en más peligrosa.

En definitiva, la moderación y prudencia de Kennedy fue fundamental para salvar la crisis. El no haber hecho caso a los halcones de su gobierno y optar por una postura menos belicista a la invasión como la del bloqueo naval, fue esencial. También fue importante el mantener canales de comunicación abiertos, buscar soluciones diplomáticas y estar dispuestos a realizar algunos sacrificios y concesiones. Su presidencia será sobretodo recordada por haber evitado una guerra nuclear.

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