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Herminio Huerta

Para cambiar

Herminio Huerta

Nunca aciertan

Las predicciones sobre el futuro de la economía

Nadie discute que la cosa económica no pinta bien con un contexto de inflación desbocada, una descomunal crisis de producción y oferta, un coste de la energía cada vez mas inasumible, tipos de interés en subidas verticales en muy poco tiempo, problemas mundiales de suministros y todo ello sazonado con una guerra que no tiene visos de parar.

Esta realidad, desgraciadamente, es irrefutable y habría que estar muy ciego para negarla, por lo tanto, a cualquiera le resultaría bastante fácil vaticinar que se avecinan tiempos complicados y así lo estamos observando a diario en los medios de comunicación que, para este tipo de noticias, se nutren de las previsiones del Gobierno, de la Unión Europea, del Banco de España, del Fondo Monetario Internacional, de la CEOE, compañías de rating, servicios de estudios de bancos y de otras muchas organizaciones que, sacando la varita mágica, nos bombardean sin cesar con cifras –para lo que resta de este año, para 2023 y 2024– de crecimiento del PIB, de inflación, del nivel de deuda, déficit público, previsión de paro y de cualquier otra variable que ustedes se puedan imaginar.

La verdad es que cuesta hacerles caso a todas estas instituciones que, dotadas con todo el conocimiento de sus gurús, grupos de estudios, figuras de élite de la economía y de la estadística, en sus predicciones se corrigen, discrepan y se quitan la razón unos a otros. Además, hay que decir que los miembros de esos equipos cobran un pastón y, sin embargo, ninguno ha visto venir, ni siquiera han olfateado, la crisis financiera de 2008 –la peor en un siglo– ni tampoco, por lo más remoto se imaginaron, hace dos años, un crash económico y social tan salvaje como el provocado por el COVID, que desmontó e hizo derrumbarse todas las previsiones, ni auguraron la crisis de oferta que padece el mundo desde hace un año y que ha causado esta inflación incontrolada, entonces, ahora con un escenario lleno de incertidumbres y altibajos como el que describo al principio de este escrito, ¿pretenden todos estos equipos de sabios profetas acertar y decirnos por dónde van a ir los tiros en los dos próximos años? Además, ¿a cual de todos estos estudios le hacemos caso?, ¿cuál es el bueno?

"¿Cómo elaboran las predicciones?, basándose en datos reales pero ya pasados, viejos y, en función de los mismos, trasladan sus expectativas al futuro; es decir, viene a ser como conducir mirando solo el retrovisor"

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Lo peor de esta hemorragia de vaticinios –que, como decía, todos son distintos y discrepantes entre ellos– no es que les hagamos caso ni usted ni yo, querido lector, es que influyen sobre las decisiones que toman los políticos y los organismos internacionales como el Banco Central Europeo, la FED, el B of E, B of CH…, causando con sus medidas –basadas en esos augurios– multitud de problemas, confusión y miedos a los ciudadanos cuando lo que deberían es procurar el bienestar de la población.

Si me preguntan ustedes: ¿cómo elaboran las predicciones?, les diré que las llevan a cabo basándose en datos reales pero ya pasados y por lo tanto viejos y, en función de los mismos, trasladan sus expectativas para el futuro; es decir, viene a ser como conducir solamente mirando el retrovisor. Sin embargo, no tienen en cuenta hechos al margen de los números. ¿Qué ocurriría si se producen situaciones –que son perfectamente posibles– pero que no han contemplado en sus pronósticos, como por ejemplo una bajada significativa a corto plazo de la inflación, o que se termine pronto la guerra de Ucrania, o que Rusia emplee armas nucleares en el conflicto, o que China invada Taiwán o que Trump llegue de nuevo a la Presidencia, o que se invente una nueva fuente de energía, o si podría continuar el desmembramiento de la Unión Europea después del Brexit? Pues si algo de esto acontece, las predicciones para lo que queda de este año, para el próximo y para 2024, que tan concienzudamente han elaborado los equipos de lumbreras, y con las que nos bombardean diariamente a bombo y platillo, no sirven absolutamente para nada como viene ocurriendo año tras año.

Pero no se preocupen, queridos lectores, porque si sucede así, inmediatamente elaborarán otras nuevas cifras y del fiasco de sus previsiones anteriores nadie se acordará ni se hará responsable de los daños causados a la población por hacerles caso.

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