Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Carmen Martínez-Fortún

Antítesis

La frivolidad europea en medio del drama ucraniano

Mientras Putin lleva sus bombardeos contra civiles a la frontera de la UE, Biden reitera que un choque directo entre Rusia y la OTAN desataría la tercera guerra mundial; se confirma que los invasores están usando bombas de racimo y un piloto apresado admite que podía haber desobedecido las órdenes de masacrar inocentes, pero fue cobarde y no lo hizo; mientras lloramos cómodamente sentados en el sofá por las buenas personas que hoy se conectan al informativo de Sandra Golpe desde sus sótanos asediados y nos preguntamos cómo van a sobrevivir al Apocalipsis que ya están sufriendo y tememos con razón que no ya nuestro bienestar sino nuestra existencia, tal como la hemos conocido hasta ahora con la calamidad de la pandemia que, visto lo visto, ni calamidad era, y la existencia del propio orbe corren peligro por la locura de un perturbado; mientras todo esto está pasando, seguimos con nuestra vida cotidiana, merendamos con las amigas, vamos a la ópera o damos un paseo y pensamos que hace quince días las ciudades ucranianas serían parecidas, con avenidas ajardinadas, calles peatonales, pavimentos levantados no por explosiones sino para la fibra, terrazas repletas de abuelitos y niños en los parques.

“Llorar no ayuda, lo que ayuda es trabajar en lo que se pueda, porque quien esté contra la invasión no puede quedarse con el alma rota pero paralizado”

decoration

Una voluntaria ucraniana, seria y guapa –ni rubia ni de ojos azules, pese a Rufián pero conmueve las entrañas–, afirma serena y valiente que llorar no ayuda, que lo que ayuda es trabajar en lo que se pueda, porque quien esté contra la invasión no puede quedarse con el alma rota pero paralizado.

En obsceno contraste, una mujer que hace nueve meses se casó consigo misma, se ha divorciado, no sé qué famosilla con apellido de filósofa se ha hecho ya más de ocho operaciones y su deformada cara es viral, o, en otro orden de cosas, nuestro guapísimo presidente de gobierno va a protagonizar una serie documental –pensará que si se la hacen a Tamara o a Simeone por qué no él, que lo vale mucho más– mostrando la apasionante vida cotidiana en Moncloa. Frivolidad extrema y culto a la personalidad en tiempos de aflicción. ¡Qué cosas!

Compartir el artículo

stats