Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Carles Francino

“¡Visca Aznar!”

A lo mejor ha sido la pandemia. O ingresar este año en el club de los cuarentones. O estar harto de sí mismo. Y supongo que es una forma de buscar ayuda. Pero ha hecho algo que requiere mucho coraje: desnudarse en público, siendo un personaje popular, y atreverse a confesar una adicción. Aquí no hay filtros de Instagram que valgan. Se cuentan muchos chistes de borrachos y hay bromas sobre lo que se hace o se dice cuando vas pedo, pero admitir que tienes un problema serio con el alcohol, eso es otra cosa. Ahí no caben risitas, por mucho que el protagonista sea experto en conseguir que el personal se descojone. El relato oscuro del alcoholismo no proyecta ninguna épica, sino la firma de una rendición. Hace un mes compareció con Buenafuente en Late Motiv y, sin que Andreu estuviera avisado, fue desgranando, entre ocurrencias y chascarrillos, su proceso destructivo con la bebida y el éxito incontestable de haber pasado el verano seco. Fueron cuatro minutos de televisión memorables. Yo le invité al día siguiente a la radio y allí reveló cómo hace años que bebía “no para divertirme sino para silenciar pensamientos” y cómo uno puede engañarse dando por normal que te atices “cinco, seis o siete whiskys a las ocho de la tarde”.

Pero lo mejor de esta historia es que tiene segunda vuelta. El otro día me puso un SMS muy ufano porque ya llevaba tres meses sin probar una gota; pero es que además le habían llegado un montón de mensajes de personas que habían escuchado nuestra charla y que lo agradecían porque les ayudaba a salir del pozo; o al menos a intentarlo. Por eso le propuse volver a La Ventana y contar otra vez su historia. Porque me parece que es la mejor propaganda. Todo lo contrario de lo que hizo un tocayo suyo hace años cuando se mofó de las campañas de la DGT, con aquello de “no me digas las copas de vino que yo tengo que beber, déjame que las beba tranquilamente”. Aquel Aznar, José María, fue presidente del Gobierno y ese día estuvo de pena. Este otro Aznar, Pere, es cómico, y gestos como el suyo son un chorro de alegría. “¡Visca Aznar!”.

Compartir el artículo

stats