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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los interrogantes

A estas alturas, y visto –otra vez– cómo se las gastan el PSOE y compañía en el arte del birlibirloque –hacer que algo parezca lo que no es, o está donde no está– con el que ciertos feriantes complementan ingresos, no quedará más remedio que retocar la formulación de algunos interrogantes. Así, en lugar, por ejemplo, de exigir plazo final para la llegada del AVE Madrid-Galicia, o saber si se rematará el de Ferrol-frontera portuguesa, o si la AP-9 será algún día competencia de esta comunidad, habrá que resumir y preguntar lo de quosque tandem abutere patientia nostra...?

No se precisa traducción, seguramente, aunque quizá una puntualización: se omite el nombre original –Catilina...– de la frase porque quien abusa de la paciencia de los gallegos no es aquel agresivo orador romano, sino el ministro del actual Gobierno, señor Ábalos, del que depende el asunto de las comunicaciones por tierra mar y aire. Y que entrena tanto el birlibirloque que está a punto de conseguir que parezca existir lo que no existe. Resumiendo aún más el interrogante, una auténtica voluntad de hacer lo que asegura que hará. Un auténtico mago.

El ejemplo más reciente de la pericia en el manejo de los trucos que emplea con los asuntos gallegos acaba de publicarlo este periódico; se trata de un cambio, no demasiado sutil pero significativo, del talante del señor ministro acerca de los manidos asuntos de la rebaja del peaje de la AP-9 y el traspaso de la competencia a Galicia. Hasta ahora nunca se habían condicionado el uno al otro: el ministro dijo que la rebaja llegaría “este verano” y que lo otro “se estudiaría”, pero ahora los vincula e incluso da la impresión de que los condiciona.

Es obvio que las muy frecuentes críticas al señor Ábalos y a su quehacer con respecto al Noroeste pueden favorecer conclusiones precipitadas, como por ejemplo que quien las formula –las críticas– tiene manía persecutoria hacia el ministro. Pero no es así en absoluto: la reiteración corresponde, siempre, a la opinión personal que le produce a quien la expone la continua serie de contradicciones que protagoniza. Algunas de ellas, por cierto, tan llamativas que bordean la posibilidad de que se trate de provocaciones, cuando no de simples tomaduras de pelo.

En todo caso, lo que sí despierta esa actitud, además de las críticas que se exponen, es una indignación creciente en muchos sectores de la gente del común en este antiguo Reino, que ven pasar el tiempo sin que se cumpla lo prometido por el Gobierno actual y los anteriores. Y a los que la certeza de que algún día llegará aquí el AVE, y habrá Corredor Atlántico de Mercancías –por ejemplo– no impide indignarse ante los interrogantes concretos de cuándo y cómo y, sobre todo, la trascendental de saber si cuando se cumplan las promesas, habrá tiempo de resolver los problemas. Por eso viene a cuento lo del “quousque tandem...”.

¿Verdad...?

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