Es de pena y lamentable dar una visual a las guías de teléfonos de este país. Digo país porque el nombre habitual de España, grande y libre, pasó a la historia. Ahora cada autonomía tiene sus leyes y cada ‘concelleiro’ hace lo que le da la gana. Como decía mi abuelo: “¡Que Dios nos colla confesados!”.
Hay algunas empresas que les ocurre lo mismo. Desde que salieron a la palestra los móviles, es de verdadera pena observar a ciudadanos o ciudadanas manejar libremente un móvil, cuando tienen problemas con el mantenimiento de su familia y no tienen recursos. ¡Ah!, pero el teléfono que no falte. Hay un refrán muy elocuente: “Non temos pa pan e compramos estampitas”.
Qué a gusto se estaba antes, que estabas alternando en una bodega tomando unas pomadas de branco o tinto y no te molestaba nadie. Ahora tienes la llamada constante de la “parienta”, preguntándote dónde estás y qué haces. ¡Toma ya…!
Pues bien, ahora con las guías telefónicas no sabes el número de un familiar o algún negocio e incluso no sabes su dirección.
Cómo puede permitir un gobierno con algo de criterio que estas empresas: Telefónica, Unión Fenosa, Naturgy, Endesa, etc. hagan a su antojo lo que les da la gana y suben, con engaños, las tarifas.
Todo tiene una explicación. Cuando los ministros, consejeros, se les termina de ejercer su cargo estas empresas les nombran “vocales” y así siguen “chupando de la canoa”. ¡Papá viaja en tren…!
