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José Manuel Ponte

Tirarse al barranco con el jefe

Los riesgos que corre Sánchez con los indultos a los presos del ‘procés’ catalán

La concesión de un indulto a los presos catalanes del 'procés’ ha desatado un amplio movimiento de rechazo en la opinión pública española. Y no solo entre el sector de la derecha política sino también entre significados personajes de la socialdemocracia, como el expresidente Felipe González. Una polémica que se ha acelerado a partir de que el Tribunal Supremo informase desfavorablemente los argumentos aportados por el Gobierno para justificar la concesión de esa medida de gracia. En opinión del alto tribunal, “un indulto cuando no hay concordia es difícil de aceptar”.

Justamente lo contrario de lo que percibe el presidente Sánchez como valor de futuro en las relaciones con los independentistas catalanes, que (eso espera) sabrán apreciar la generosidad del gobierno español. Una apuesta arriesgada porque no hay evidencias de que los independentistas presos vayan a arrepentirse de las actuaciones ilícitas que les llevaron a la cárcel. Mas bien lo contrario, porque ya han expresado su voluntad de reincidir a poco que tengan la oportunidad.

La prudencia hubiera aconsejado al inquilino de La Moncloa pactar con los presos, o con algunos de ellos, los términos de un indulto medianamente aceptable, sobre todo cuando ya han cumplido una parte de su condena.

La prudencia hubiera aconsejado al presidente del Gobierno pactar con los presos, o con algunos de ellos, los términos del indulto, pero eso no va con su carácter, que tiene rasgos de jugador de póquer

Pero eso no va con el carácter de Sánchez que tiene rasgos de jugador de póquer y gusta de apostar fuerte en coyunturas arriesgadas. Hasta ahora, esa temeridad le ha valido para abrirse paso hacia la cabecera del escalafón, pero no hay certeza de que la suerte le siga acompañando.

Y ni siquiera parece haber entre sus asesores de máxima confianza alguien que le recomiende no apostar tan fuerte. Iván Redondo, su colaborador mas próximo, ha definido su liderazgo como un “liderazgo valiente” y también ha dejado claro que, si su jefe se tira por un barranco, él le seguiría sin dudar en la confianza en que caerían los dos de pie.

En Gargantúa y Pantagruel se describe la venganza de un tratante de ganado que para perjudicar a un oponente lanza un borrego al mar y provoca el ahogamiento del resto del rebaño que lo sigue instintivamente sin pararse a considerar el riesgo.

El líder de un partido como el PSOE tiene como primera tarea cuidar los intereses de sus millones de votantes y no arriesgarlos en el tapete verde.

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